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Acid on me like the rain: Los alucinógenos en el pop actual

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Este artículo apareció originalmente en Noisey UK. Léelo aquí.

Para aquellos a quienes no les interesen personalmente las drogas psicodélicas y/o los hombres que existen en fotografías en blanco y negro, permítanme presentarles a Timothy Leary. En los años 50, este psicólogo y escritor fue responsable de dos cosas: 1) la icónica frase contracultural “Turn on, tune in and drop out” y 2) una investigación y defensa imprescindibles de las cualidades terapéuticas de los psicodélicos.

Como parte de su investigación sobre la conciencia, Leary desarrolló una escala de cinco niveles para evaluar la intensidad de diferentes experiencias psicodélicas. El primer nivel es un subidón sensorial leve, del tipo que reconocerás si alguna vez has llegado a las tres de la mañana a tu refrigerador a saquear golosinas. El segundo es un poco más intenso: tu proceso de pensamiento se vuelve profundo y abstracto, y quizás te pongas a debatir sobre si los gatos son o no espías enviados por alienígenas antiguos.

En el tercer nivel la cosa se pone interesante. Las palabras no son suficientes para describir este nivel, y caen en clichés, tal y como me pasó cuando intenté relatarle a unos amigos sobre un viaje con una dosis alta de hongos hace unas semanas. Básicamente: "Los colores se organizaron en un todo, los patrones geométricos se apoderaron de mi campo visual; una pacífica tristeza se filtró en mis ojos mientras escuchaba el Blonde de Frank Ocean; cada nota del disco se fusionó con la totalidad de la realidad; todo fue permeado de una empatía elevada. O algo así: *emoji de carita feliz boca abajo*.

Lanzado en 2016, Blonde flota sobre los humos de un renacimiento cultural de los psicodélicos. Una idea que tiene credibilidad gracias a varias piezas lanzadas este año. Ye de Kanye West; el colorido e influenciado por el country The Golden Hour de Kacey Musgraves; la atmósfera holística y pulsante del Singularity de Jon Hopkins; los visuales de arte óptico del nuevo álbum de Beach House; y dos libros: Trip, que es el primer trabajo ensayístico del exadicto a las anfetaminas Tao Lin; y How to Change Your Mind, del periodista cultural y de la naturaleza Michael Pollan, en el que investiga la revolución médica de los psicodélicos.

Después de lo que describe en Trip como un enfoque "lo que sea necesario" para escribir su novela Taipei —que incluye benzodiazepinas, opiáceos, anfetaminas y MDMA—, Lin se interesó en la experiencia psicodélica (y escribió una columna para VICE al respecto). Para aquellos que no somos novelistas observadores adictos al Adderall, queda la pregunta: ¿por qué parece que nuestro interés en los psicodélicos ha aumentado? Especialmente cuando el uso de Xanax se ha infiltrado en la música, desde las letras hasta la estética en general, pero de una forma diferente. Y agreguémosle esto: ¿cómo difiere la relación de esta generación con los psicodélicos en la cultura popular de aquellos que estuvieron antes?

Con la excepción de algunos huecos históricos (este es un ensayo, no un libro), la narrativa moderna de la cultura psicodélica se puede dividir brevemente en unas pocas eras. Estas son:

  • Los 60: Escritores Beat como Jack Kerouac y Allen Ginsberg empezaron a documentar su experiencia con los alucinógenos (Ginsberg dijo que la segunda parte de su poema "Howl" la escribió inducido por el peyote); e íconos a blanco y negro como Bob Dylan y The Beatles le inyectaron el Technicolor a su trabajo, terminando, o al menos culminando, en la prohibición del LSD en el Reino Unido y Estados Unidos, ya que se asociaba a una consciencia política más aguda (que a los gobiernos no les gustaba nadita); y, luego, con los asesinatos de la familia Manson, que se cree que en parte fueron inspirados por la canción de los Beatles "Helter Skelter".
  • Los 70: Brian Eno usaba pantalones brillosos y con Roxy Music escribió una de las mejores canciones que pudieron ser concebidas en este planeta. Un puñado de freakis se clavaron con Can. Led Zeppelin definitivamente consumía LSD. Y Pink Floyd. Y bueno, parece que todos, del disco al reggae, del free jazz al pop. La fusión musical en esta década es una ventana para volar que no ha sido igualada.
  • Los 80: Surgió el rap con matices psicodélicos (como en el álbum debut de De La Soul, 3 Feet High and Rising). El acid house se puso de moda. Todos empezaron a usar ropa que combinaba, como en el meme de 'ya entendimos, te gusta fumar marihuana'.
  • Los 90: No hubo. Había heroína.
  • Los 00: "I ain’t acid rap, but I rap on acid" ("No hago acid rap, pero rapeo en ácido"), dijo Eminem en "Kill You" y como que eso es todo. Aunque se fundaron cosas como el Austin Psych Fest (2007), parece que los únicos interesados en psicodélicos fueron señores hippies de los 70 drogándose encerrados en sus garajes, a punta de Grateful Dead y de recuerdos. Los psicodélicos dejaron de ser referenciados en la cultura como antes.

Sin embargo, en la década actual se siente como si hubiera un renacimiento psicodélico. Obviamente hay algunos puntos ciegos en la lista de arriba (Erykah Badu podría haber tomado alucinógenos antes / durante / y después de hacer Baduizm; el nu-rave sucedió, etc.), pero al comienzo de esta década es que surgieron artistas como Kid Cudi, que consumía un "octavo de hongos solo para ver el universo", y luego grupos como Flatbush Zombies, A$AP Mob y The Underachievers, que lanzaron su propia marca de rap psicodélico. Esto condujo al Acid Rap de Chance the Rapper, que es el regreso formal del LSD a la estética musical dominante del mercado, y un momento formativo para toda una nueva generación de músicos, la cual comenzó a utilizar cómoda y públicamente alucinógenos en su música.

El acercamiento de esta generación hacia los psicodélicos difiere de otros del pasado en la relación con la salud mental; esto se vio prominentemente en ye. West, quien describió su primera experiencia psicodélica tras inhalar óxido nitroso durante una cita con un dentista en un texto para la revista PAPER en 2012, grabó sus últimos álbumes en Wyoming, donde se especulaba que había estado experimentando con psicodélicos, cosa que más tarde se confirmó en las letras de ye.

En "Yikes" rapea sobre consumir 2C-B, antes de hablar de su experiencia de morir y volver a la vida en un viaje de DMT. Los adinerados estudiantes de arte británicos prefieren la primera sustancia, y en América Latina se ha utilizado la segunda en ayahuasca durante milenios (seguido ahora por una gentrificación de su uso, que incluye hasta turistas europeos). Probablemente ya sabías sobre el DMT en su forma más natural, si eres el tipo de persona que lee VICE.

Sin contar el lamentable contexto pro-Trump antes del lanzamiento de ye, el álbum parece centrarse en temas de salud mental (con la frase 'I Hate Being Bipolar, It's Awesome' en la portada del disco, y las letras de las canciones). En un universo paralelo donde su apoyo a Trump, y el daño que eso causó a su relación con sus seguidores negros no existiera, el álbum podría haber sido visto como pionero en su vulnerabilidad psiquiátrica. La posición de West como una mega estrella global lo habría facilitado. Las referencias a los psicodélicos y la salud mental en ye están comprensiblemente entrelazadas.

Existe, por supuesto, un valor terapéutico en los alucinógenos, y eso es algo que Leary exploró en los años 50 y 60, y continúa profundizándose en la actualidad. Pollan lo menciona también en su libro, en un momento en el que visita a un paciente terminal de cáncer que recibe tratamiento con psicodélicos. O como dijo Jon Hopkins en una entrevista con Noisey en torno a su álbum Singularity, la experiencia psicodélica trae "una chispa", una "sensación de asombro" a la vida.

"Vivir el día a día es insuficiente para los seres humanos; necesitamos trascender, transportarnos, escapar, necesitamos sentido, comprensión y explicación, necesitamos ver patrones generales en nuestras vidas", escribió Oliver Sacks en Hallucinations en 2012, como se cita en The New Yorker. Esta búsqueda de comprensión es lo que llevó a Jhene Aiko a buscar hongos mágicos mientras escribía su álbum 2017, Trip; fue un período en el que, como le dijo a Rolling Stone el año pasado, pasó por un duelo y utilizó los psicodélicos para ayudarla a avanzar, comprender o aliviar el trauma después de la muerte de un familiar. De igual modo, en Blonde —un álbum que, al menos durante mi viaje en hongos, parecía tratarse de muchas cosas, pero sobre todo de relaciones no correspondidas y rotas—, Frank Ocean aparentemente usó los hongos como una forma de pensarse a sí mismo y de tener más acceso a las emociones. Para llorar bien, como él lo dice en "Seigfried". En otros puntos, como en la abridora "Nikes" y después en "Solo", habla de tomar ácido y lo hace encima de instrumentales que reflejan un tono similar a la atmósfera melancólica de "Seigfried".

A diferencia de las generaciones pasadas en las que los psicodélicos se usaban predominantemente para la expansión de la mente, Ocean los usa como una forma de mirar hacia adentro, de autoexaminarse. De escapar. También hay un vínculo psicodélico entre Blonde de Ocean y Golden Hour de Kacey Musgraves, dos álbumes silenciosamente alucinatorios, exentos de mundanidad por varias olas de serotonina.

Curiosamente, Blonde and Golden Hour ayudan a ponerle una distancia a la breve pero no menos impactante influencia del Xanax en la música popular. Para este momento, probablemente conozcan la supuesta narrativa científica. Al ser una benzodiazepina, el Xanax se prescribe para disminuir la ansiedad y es una forma popular de tratamiento para una variedad de problemas de salud mental. Su uso recreativo (y peligroso) entre los adolescentes se ha injertado en el rap de Soundcloud, donde dos de los raperos más populares (y recientemente fallecidos) Lil Peep y XXXtentacion hablaron abiertamente sobre la depresión, la confusión personal y el uso de drogas farmacéuticas. Peep en "Praying To The Sky" dice que encontró Xanax en su cama, "se tomó esa mierda, y se volvió a dormir".

Veintidós años después de la muerte de Timothy Leary, y ocho desde la muerte de su discípulo Terence McKenna (cuya vida y enseñanzas forman la base de Trip, de Lin), la sociedad todavía le da vueltas a las cualidades terapéuticas de los psicodélicos. Afortunadamente ha habido progresos. A diferencia de las benzodiazepinas, cuyos efectos a menudo son de corta duración y deben tomarse en dosis regulares, estudios recientes de psicodélicos muestran que estos tienen mayor beneficio a largo plazo para exacerbar o, en algunos casos, aliviar por completo la ansiedad y la depresión. Por ejemplo, un estudio de 2016 de Beckley / Imperial encontró que una pequeña dosis de hongos puede funcionar como un remedio terapéutico; de las 12 personas evaluadas —de las cuales todas habían experimentado depresión durante un promedio de 18 años—, cinco informaron que seguían sintiéndose libres de depresión después de tres meses.

Por supuesto, ese es un estudio minúsculo. Y el Xanax y los psicodélicos son dos formas diferentes de medicina. Una es una droga farmacéutica diseñada para aliviar la ansiedad; la otra es una planta natural que se presume que expande la mente; es decir, elige la primera y estás aliviando la presión de mirar hacia adentro, elige la última y estás mirando hacia afuera. Pero, en una era en que una de cada cuatro personas en el Reino Unido experimentará un problema de salud mental, vale la pena profundizar en los psicodélicos como una forma de tratamiento de salud mental, especialmente cuando el uso adolescente de Xanax (ya sea recreativamente o como una forma de automedicarse) ha resultado ser fatal, como lo demuestra el reciente documental de VICE UK, Xanxiety: Fake Xanax Epidemic, del Reino Unido .

En cualquier caso, tanto el Xanax como los psicodélicos han dado forma a la cultura en los últimos años. En su forma recreativa, el impacto del Xanax ha sido, en su mayoría, un episodio trágico y triste para una generación que sigue siendo muy joven. Para los psicodélicos, y para los hongos en particular, el futuro parece alentador. Pienso en mi viaje de tercer nivel, escuchando a Frank Ocean y recuerdo un pasaje del último libro de Lin. "Después de llegar al pico de una gran dosis de Adderall estando solo en mi habitación, no me puse a llorar mientras pensaba con cariño y amor en mis padres, como sí lo hacía con el cannabis y la psilocibina" escribe en un capítulo centrado en las diferencias entre los psicodélicos y las drogas, que él cree que son dos entidades diferentes.

Mi experiencia no fue muy diferente a la de Lin, ya que estoy seguro de que también podría haber sido para West y Aiko, o Musgraves y Ocean y sus propias experiencias. No quiero el "turn on, tune in, and drop out", pero sí quiero ver el mundo en toda su gloria: todos los colores componiendo para crear un todo. Al mirar otras piezas musicales, parece que otros también quieren esa experiencia: una de escape hacia colores brillantes y conexión donde, por un momento (o tal vez de tres a cinco horas), las partes más asquerosas de nuestro mundo se disuelvan y podamos desanudar un poco los nudos de nuestra mente y nuestro corazón.

Por supuesto, después del viaje que experimenté, están los siguientes dos pasos en la escala de cinco niveles de Leary: el cuarto (que involucra experiencias extracorporales); y el quinto (encuentro de entidades inteligentes, como los infames duendes del DMT). Pero eso será para otro momento. Solo recuerda que hagas lo que hagas, siempre lleves a un amigo para el viaje.

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La historia detrás de “Estamos Melos”, el nuevo himno de la Selección Colombia

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Hay quienes dicen que es el sucesor del “Ras Tas tas” que bailaba en Brasil 2014; otros, que es el nuevo himno de la Selección de Colombia; y otros, que es el éxito viral del 2018. Para Bomby, el autor de esta canción, su tema intenta “mostrarle a la gente que están bailando cosas que no se saben el nombre pero que es de aquí y yo, como rey del corrinche, tengo que hacer que sepan y que disfruten lo nuestro”.

Ah, sí. El tipo tiene el título de Rey del Corrinche, que vendría siendo como su majestad del baile, de la gozadera, del sabor.

No hacen falta más de 30 segundos para saber que la canción es un hit. Un coro tan repetitivo como contagioso, una pista con la base de una especie de global bass con sabor típico de la costa pacífica colombiana, un rapeo al que cuesta seguirle la pista, pero que lo compensa con el mismo coro repetitivo del principio.

La canción nació para ser un hit y lo es. Y lo seguirá siendo.

Pero, ¿qué significa estar “melo”? ¿Cómo se está “melo”? ¿Qué entienden en otros países por “melo”? ¿Cómo es que esas dos palabras: “Estamos” y “Melo”, lograron convertirse en un hit viral que le está dando la vuelta al mundo? La respuesta estaba al otro lado de la línea, con Bomby, su creador.

“The Corrinches King/ Listo que sepan en el globo terráqueo/ que próximamente conquistará el espacio”, de la nada un rapeo del otro lado de la línea me indica que ya está con el celular en la mano, y sigue “porque así me he enseña'o yo así me he criado/ mi vida es J B ao/ Okey, con un cosito negro empezó esta historia”, y no para. “...Desde la 13 Son Batá con mucha gloria/ es el principio de una memoria/de toda mi historia/ en mi trayectoria”, se detiene finalmente.

—¿Qué es lo que hay manito, cómo está?, pregunta él.

—Todo bien, y tú ¿cómo estás?, le respondo.

—Melo, bien melo. Haciendo la tarea, contesta.

Y ¿qué es “melo” a todas estas? Un estado de ánimo: estar bien, estar tranquilo, estar contento.

Le digo que tenemos 15 minutos de entrevista, que vayamos al grano. Él ya sabe que tiene que repetir lo que tantas veces le han preguntado en las últimas semanas, desde que aparecieron videos de la Selección Colombia en el camerino bailando su canción. Sin embargo le digo que me cuente con todos los detalles la historia de cómo nació la canción.

Arranca contando que todo nació por allá en el 2003, en plena Operación Orión y Operación Mariscal en la Comuna 13 de Medellín, uno de los sucesos más violentos en los últimos 15 años en la capital paisa, la eterna ciudad de Pablo Escobar. En ese entonces, dice él “tres raperos decidieron no ser un número más de los desaparecidos de la Comuna 13, ni tampoco hacer parte de las filas porque dijeron ‘Yo quiero ser artista’ y claro, como ellos ven que les funciona pues empiezan a llamar a todos sus primos, vecinas, novios, etc”. De ahí nace la primera camada de Son Bateños, una organización artística, cultural y sociopolítica que trabaja con diferentes comunidades en el Valle de Aburrá. Dice Bomby que cuando se inició en esa organización a los que hacían bulla con sus instrumentos les decían “los mpusicos de las planchas”, porque la gente prefería estar escuchándolos a ellos todos los días a las 6 de la tarde, que las balas que se estaban disparando ahí en paralelo”.

Cuenta también que de puro niño inquieto lo sedujo el sonido del clarinete, ese “cosito negro” que no sabía cómo se llamaba, pero que cuando se lo enseñaron a tocar se convirtió en el Rey del Corrinche. Y después de eso hace la lista de sus logros en la música: En el 2011 se coronó ganador en la categoría de chirimía con su grupo Bantú, en el 2012 estuvo junto a Marc Anthony y Jennifer López en Los Ángeles con Son Batá en el programa Q´viva The Chosen. Ese mismo año ante 140 mil personas le hicieron un homenaje al maestro Jairo Varela, fundador del Grupo Niche, en el Petronio. Ya para el 2015 y 2016 empezaron una gira con su grupo por Apartadó, Turbo, Bajo Cauca, caucasia, La Apartada y otra lista de más de 20 municipios y ciudades de Colombia.

Ahí, justo antes de esa gira, fue la génesis de “Estamos melos”.

“Antes de salir a esa gira, empezó todo. Hay un amigo que le decimos el Caldas, y lo saludaba todos los días:

—Viejo Caldas,¿cómo estás?"

—Estamos Melos, sisas, sisas.

—¿Cómo? Eso está muy sabroso manito, voy a hacer una canción con eso.

—No, ¿quién hace una canción con eso? jajaja.

—Obviamente yo. El que tiene la potestad soy yo, yo soy el Rey del Corrinche”.

Durante toda la gira la semilla se empezó a sembrar. El coro se volvió cada vez más pegajoso y a tenerlo todo para convertirse en un hit. Luego de la gira, Bomby llamó a ChikyRecords y Dj Way y les propuso hacer un disco llamado La nación del Corrinche, y ellos le dijeron que tenía que invitar a toda la pesada de la gozadera en el Pacífico.

“Llamo yo a DonkiRap, que fue el artista que invité a “Estamos Melos”, y le digo: ‘Manito, te voy a invitar a mi álbum’, y me responde ‘¿cómo se llama la canción?", y yo le respondo: "Estamos melos", y me dice ‘en serio ¿cómo se llama?’’ y no me creía, jajaja”, recuerda Bomby. Y luego de salir de la grabación, con el tema en la mano lo pusieron en el bar de una prima. Al segundo coro la canción ya se la sabían todos los que estaban ahí.

Después vino la tarea de viralizar el hit. En la radio los DJs le decían que ya no estaban recibiendo mucha música y él insistía “Escuchen esto, si no les gusta y no mueve a la gente, no los voy a molestar". Obviamente cuando la soltaban sabían que estaban ante una joyita completa. Luego vendrían algo así como “los influenciadores”, que eran más bien gente conocida que se estrellaba con el tema y lo compartía. Así fue como Juan Fernando Quintero, volante creativo de la actual Selección de Colombia y amigo de la Comuna 13, sirvió para que el tema se viralizara. “Él la escuchó y dijo ‘¿esto de quién es? ¡Bomby! ¿Cómo?’, y de una vez me dice ‘mostro, qué canción tan brutal, esto es un palo’. Él estaba jugando en ese momento en el DIM, entonces empiezan a ver eso todos los jugadores y se empieza a regar: Nacional replicó, Yerry Mina cuando jugaba en Brasil ya conocía la canción y publicaba con Boja diciendo ‘Estamos Melos’ y así muchos futbolistas sirvieron para que se empezara a pegar”, cuenta Bomby invadido de una felicidad absoluta.

Luego de esto le pregunto que qué se siente ser el dueño del himno actual de la Selección de Colombia, y responde con absoluta humildad que “hoy ven solamente el rostro de Bomby, pero están dándole una alegría a la Comuna 13, porque allá se sienten orgullosos de cada una de las cosas que hacemos. Lo hablábamos con Quintero y el mensaje que yo le enviaba a la Comuna es porque queremos decirle a la gente que donde sea que estemos vamos a ‘estar melos’, y cada una de las cosas que hacemos las hacemos bien para que retumben en el mundo y digan 'Okeeeey, sí estamos melos'".

Y con esa risa que está escondiendo del otro lado de la línea, me dice que todos los momentos han sido felices desde que sacó la canción. Ver lugares como La Macarena o La Solar, o el Estadio Atanasio Girardot enteros coreando el “estamos melos”, es lo más gratificante que le ha pasado.

Llega un mensaje al celular, "ayúdame ya con el tiempo”, tenemos que acabar la entrevista. Le pregunto a Bomby que dónde se ves cantando “Estamos melos” en el mundo. “Manito, yo soy el sucesor de Michael Jackson, entonces ya te imaginarás qué es lo que quiero”, responde.

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El 'Mercado Negro' en la ciudad de Cremalleras

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Violeta y Dani son amigos desde el año 2006, casi al mismo instante que la movida de música independiente en Monterrey, Nuevo León tomó fuerza por su hoy recordado y añorado foro icónico: el Garage.

“Nos conocimos en una tocada en el Garngantúa, cuando yo tocaba en mi adolescente banda Mamá Burger”, explica Violeta, guitarra y voz de Cremalleras; y en la misma época donde seguramente Dani, el baterista, le pegaba a los tambores en Macabre Party, agrupación de post punk que tenía en aquel entonces junto a su hermana.

En el presente, dentro de la escena de punk mexicano que se expande dentro del país y llega a otras latitudes del mundo, Violeta viene de haber sido la bajista de Ratas del Vaticano y actualmente participa con Soga de Ciudad de México como la bajista y vocal. Por su lado, Dani es la batería de Descarnada y se encarga de los gritos de Heterofobia y Psicosis 4:48; las tres bandas oriundas del Estado norteño.

Violeta y Dani de Cremalleras

Cremalleras, desde sus inicios en 2011, ha sido una banda “dividida” por dos urbes como Monterrey y CDMX. Sin embargo, tanto Violeta, quien radica en el extinto "D.F.iendete", como lo definiría Rodrigo Fresán en su libro Mantra; y Dani, que habita a más de 800 kilómetros de distancia, en Guadalupe, Nuevo León, han mantenido su proyecto a lo largo de siete años, tiempo en el cual editaron su álbum homónimo en 2013 con Cintas Pepe: diez canciones que van del garage al punk, pasando por algunos momentos más hardcore.

“Dani y yo nos entendemos muy bien”, dice Violeta. “Antes que cualquier cosa somos amigos, nos queremos mucho y nos respetamos”. Y continua diciendo la guitarrista e inquieta mujer regia que no se cansa de crear música, hacer flyers e ilustraciones para algunas tocadas o grupos de punk: “Además, a los dos nos gusta mucho tocar juntos y nos entusiasma vernos y hacer canciones nuevas y planear cosas. Creo que eso ha permitido que no hayamos pensado en acabar con la banda todavía”.

Y hace algunas semanas, después de volver a grabar canciones nuevas, teniendo en cuenta que ensayaban cada vez que coincidían en la misma ciudad, Violeta y Dani acaban de lanzar su nuevo material titulado Mercado negro: un LP de nueve canciones editado, otra vez, por Cintas Pepe; pero ahora con el apoyo de Thrilling Living de Estados Unidos, que también han publicado a otras bandas mexicanas como Anti-Sex y Riña, donde sobresalen por ser proyectos formados, en su mayoría, por sólo chicas; aportando así un mejor ambiente de inclusión e igualdad a la escena local.

“Fue un proceso muy largo, pasamos mucho tiempo ideando estas canciones nuevas y viendo la manera de armarlas y grabarlas juntos”, menciona Violeta. “Fue difícil porque no tenemos mucho tiempo para ensayar. Aun así cada vez que hacemos algo Dani y yo, creo que todo siempre fluye y sale muy chido”.

Ahora en Mercado negro, Cremalleras logra un sonido mucho más sucio, ensordecedor, directo y, por momentos, dejando ver una versión completamente caótica y enfadada de Violeta y Dani; a comparación de su primer LP, donde podrían haber estado influenciados por algunas bandas españolas de los ochenta como Alaska y Los Pegamoides, Parálisis Permanente, Aerolíneas Federales, Kaka de Luxe, Vulpess, entre otras.

“La verdad que no pensamos mucho en influencias de bandas específicas, nos siguen gustando las mismas bandas de siempre. El sonido sí es un poco más sucio en Mercado negro, supongo que así es como salió ahora; pero creo que mantenemos la misma esencia. Siempre nos ha gustado el punk de esa vertiente”.

Y en relación al apoyo que tuvieron por parte de Thrilling Living, para que el material sea distribuido en mayor número, comenta Violeta: “Nuestra amiga Grace, que maneja la disquera [Trhilling Living], quería sacar este disco. Cintas Pepe ya tenía planeado editarlo por su cuenta, pero como están las cosas en la industria maquiladora de discos en México, resultó más viable sacar el disco en conjunto con Thrilling Living. Esa es la historia. Al final estamos muy felices de que ambas disqueras lo hayan editado, porque son personas en las que confiamos mucho y que han sacado algunos de los discos que más nos gustan de los últimos años”.

Cremalleras en vivo. Foto de Alán Di González

Para lograr por completo el lanzamiento de Mercado negro, Cremalleras contó con la grabación y mezcla de Yecatl Peña (ex de Inservibles, Mujercitos, Muerte, Prisión Oculta; y ahora guitarra-voz de Ojo por Ojo). Como también del masterizado de Will Killingsworth (integrante fundador de Orchid, Ampere, Bucket Full of Teeth, Longings), en su estudio Dead Air, ubicado en Massachusetts, Estados Unidos. Mientras que el arte colorido y femenil del LP lo realizó Violeta, junto a otro dibujo que ambos integrantes hicieron y va en la parte interior del disco.

Sobre el título que Cremalleras le dio a su segunda grabación de larga duración, dice Violeta: “Es el título de la segunda canción en el disco. Es una de las canciones que más tiempo tiene con nosotros también. No me gustaría hablar mucho de lo que significa porque creo que es bastante obvio: somos una banda feminista-mexicana y nos interesa que se expresen las horribles situaciones contra la mujer que se viven acá”.

Algo que caracteriza a Cremalleras y a quienes los conocen les gusta mucho, son las letras de sus canciones que habían dejado plasmadas en “Cara descompuesta”, “Ex novios” o “Me quiero guacarear”. Sin embargo, ahora, para Mercado negro, explica Violeta que se concentraron en “hablar sobre cómo es vivir en la Gran Ciudad sintiendo el acoso y asedio de gente estúpida, las dificultades de la feminidad y ser mujer; igual que algunos pasajes de corazones rotos”. Temáticas que encuentran su ebullición en “Arruinaremos tu vida”, la misma “Mercado negro”, “Seres incomprendidos”, “Fondo del vagón”, etcétera.

Por lo pronto Cremalleras, junto a la otra banda de Dany, Heterofobia, estarán tocando las canciones de Mercado negro –junto con otras que forman parte de un Split con su banda hermana–, en una gira por la costa oeste de los Estados Unidos, del 5 al 15 de julio.

“Desde hace mucho queríamos irnos de gira”, dice Violeta. “Cremalleras ha tocado antes en Texas pero no en otras partes de Estados Unidos. Ahora que nuestro nuevo disco está listo, aprovechamos para irnos. Estamos emocionados”. Y agrega: “Después de la gira estaremos en el Latino Punk Fest en Nueva York, el 12 de agosto. Esperamos que salgan más fechas en ciudades de México o Latinoamérica”.

Flyer de la gira en la Costa Oeste gringa de Heterofobia y Cremalleras este julio

Entérate más de Cremalleras en su Facebook.

Estos son los detalles del round dos en el beef de Eptos Uno y Yoga Fire

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Desde hace unos meses se cocina una querella en el rap hecho en México que ha estado en boca de todos. Comenzó el año pasado cuando se pelearon Emecenas y Eptos por la marca Never Die y quedó embarrado Yoga. El primer capítulo de esta saga quedó documentado en el post aquí al lado.

Hace unos días, el manager de Yoga Fire y fundador de Homegrown Entertainment, Alex Malverde, subió una historia a su cuenta personal de Instagram de una canción de Yoga Fire que, a pesar de no ser así según ellos mismos, se puede entender como una tiradera a Eptos: habla de SPIT, dice "haciendo historia", menciona a otro par de personas cercanas a la circunstancia. Y en el video de la historia vemos a Alex y Yoga en el estudio con pose de malos. La canción forma parte de un EP que comenzó a grabar Yoga este año. El propio Eptos se encargó de inmortalizar el momento subiendo un video de la historia a su Facebook y cuestionándolo todo.

En cuanto vio la historia, Eps se puso en modo Pancho Batallas: a escribir y a trollear a Homegrown en Twitter. Finalmente soltó el tema "El Grizzly", probablemente el diss tracks más acabado que ha soltado Eps, encima de un beat canónico para estos menesteres, cortesía de 2Pac. "El Grizzly" habla de cómo Yoga copia estilos y de cómo transmite infecciones sexuales, pero también menciona a su mamá y a otros soldados de Homegrown: Fntxy, Alemán y Dee, y se va a la yugular de Malverde. Escúchala abajo.

Aunque hasta el momento, la política de Homegrown había sido la de ignorar a Eptos, y trollearlo con memes; se vieron obligados a contestar formalmente dado que: 1) el tema que sacó Eps resultó imposible de ignorar; 2) Yoga ideó el plan que lo satisfizo para darle cuerda al cigarro; y 3) la gente tampoco es pendeja y se puso sabrosa la guasa.

Uno de los pilares de todo este altercado es el hecho de que Eptos no haya sacado su disco Hacer Historia con la disquera Universal, y es parte del desmadre porque el contrato que firmaron la disquera y el sonorense involucró a Alex Malverde. Como prueba está la foto de cuando lo firmaron, en la que sale Alex.

Yoga en vez de contestar con un tema propio, le pidió un beat a su amigo Trill House y grabó una canción de Hacer Historia con el fin de quemarla (porque en Homegrown se conocen los masters de ese disco desde hace tres años). La canción se llama "Hate". Es la primera vez que pasa algo así en el rap mexa: escuchar el tema de un rapero, que es parte de un contrato con una disquera major, pero en la versión de otro rapero y en el contexto de un beef. Si conoces los flows de La E, puedes reconocerlos fácilmente en la voz del de Ecatepec. Al final no sabemos qué consecuencias tendrá en la relación de Eptos con Universal o en el futuro del disco. Yoga amenaza con seguir sacando el resto del disco a manera de covers.

Pero al par de horas de sacar el cover, Yoga finalmente estrenó su respuesta formal: "Homegrizzy", encima de un beat de Dr. Dre, para continuar con la conexión Death Row. La respuesta quedó a la altura y calentó al punto de cocción el intercambio, con un tema directo y enojado, donde lo acusa de maltrato femenino, de manejar mal su dinero, de haber sufrido abandono infantil; y mete un audio de Emecenas, donde presuntamente lo hace ver como un mentiroso y otro del organizador de Línea 16, donde dice que no le pagaría lo que pide. Escúchalo abajo.

Hoy miércoles 4 de julio continuaron con la disputa en Twitter Malverde y Eptos, respecto a unos bots y pues ¯\_(ツ)_/¯. En general, desde que Yoga soltó su tema, el público que ha seguido la riña quedó claramente dividido: unos se lo dan a Eps y otros a Yoga y otros empatan la cosa hasta el momento. ¿Vendrá "El Grizzly Parte 2"? ¿Escucharemos más temas de Hacer Historia en voz de Yoga?

La cosa se puso chula de repente. Seguiremos informando.

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Ya puedes escuchar varios de los sets más potentes del festival Awakenings 2018

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Una vez más, el festival Awakenings se convirtió en el epicentro del techno a nivel mundial. Durante su décimo octava edición, el reconocido festival holandés congregó a lo largo de dos días a los más entusiastas seguidores del género y a varios de sus DJs más relevantes. Nombres como Sven Väth, Carl Cox, Adam Beyer, Nicole Moudaber, Amelie Lens y DJ Rush son tan solo algunos de los más de cien actos que hicieron vibrar el paisaje neerlandés con sus selecciones sólidas y potentes.

Por suerte, Awakenings logró compilar varias de las sesiones que se llevaron a cabo este pasado fin de semana. En Noisey nos encargamos de agruparlas y dejártelas listas para que comiences la semana con el techno más selecto del circuito global.

Sven Väth

Carl Cox

Sábado

Domingo

Adam Beyer

Joseph Capriati

Sábado

Domingo

Amelie Lens

Nicole Moudaber

Pan-Pot

Rødhåd

Henrik Schwarz & KiNK

DJ Rush

Ilario Alicante

Enrico Sangiuliano

Jon Rundell

Joris Voorn & Kölsch

Bart Skils & 2000 and One

SHDW & Obscure Shape

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DJ Perro no es ni deejay ni perro

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DJ Perro es el irreverente nombre que unos poblanos hipsters fans del tapping, los videojuegos y los poliritmos le dieron a su proyecto de math-fusión. Apenas hace poco más de un año DJ Perro empezó sus andadas. No sabemos si fue por azares del destino o un simple golpe de suerte, pero al poco tiempo de iniciar ya estaban tocando con bandas del género que por primera vez visitaban el país como Delta Sleep y Polyphia.

El año pasado, apenas con unas grabaciones de calidad bastante pinche (la netflix), salieron e hicieron lo que mejor saben hacer: tocar. Pronto su nombre empezó a llamar la atención en redes sociales, principalmente porque la gente realmente pensaba ver un wey con una máscara de perro mezclando perreo sucio en una lap. En cambio, se encontraban con cinco tipos con la alineación de cualquier banda de rock tocando temas instrumentales bastante accesibles.

En perspectiva, este álbum no es menos que un golpe contundente en ese latente y creciente campo de la música instrumental en México (ese que marcó una pauta desde la llegada al país de bandas como Caspian, Russian Circles o Totorro). Es una propuesta concreta y bien lograda plasmada en 7 canciones que sin voz (salvo uno que otro gritillo), ha logrado cautivar a todos aquellos entusiastas de géneros como el math-rock, el rock progresivo, e incluso el post-rock.

Entre reseñas y lo poco o mucho que se ha dicho sobre este debut de los poblanos, a pocos días de que fue lanzado, me armé un intercambio de mails y mensajes de WhatsApp con Luis Granados, bajista de la banda, en busca de captar la esencia del Canis Allegro, de viva voz de uno de sus miembros. Checa cómo desmenuzó cada tema abajo.

Jazztas

Cae el telón y lo primerito que ofrecemos es un track adecuado para inaugurar un álbum sofisticado pero de fácil digestión. "Jazztas" es una propuesta bien lograda del más puro (y classy) math rock latino.

Okunoshima

Inmediatamente después del aperitivo inicial, suena una melodía más catchy, movida y visceral. El track más corto del disco, "Okunoshima" logra en menos de 3 minutos cautivar con energía y destacable técnica y ejecución.

Gregor

En este track (que también fue nuestro segundo sencillo), le damos un upgrade más en materia de poder y complejidad técnica, coqueteando incluso con el progresivo y usando un épico motivo melódico. Guitarrazos sólidos y emotivos que hacen de "Gregor" una montaña musical.

Gecko

Nuestro primer sencillo no es más que un giro buena onda y hasta bailable, de lo que venimos escuchando. Con un interesante puente en crescendo que le da más carácter al tema, para aterrizar con jugueteos que nos seducen con percusiones latinas y alegres ritmos que predominan durante toda la canción.

Juamperrito

Un gran despliegue técnico y narrativo. Otra de esas piezas en las que la complejidad no se siente, dando paso a frases y momentos narrativos que cuentan una caricaturesca historia. Un track entretenido, con giros impredecibles pero siempre acertados, que te obligan a analizar cada segundo de la canción, misma que parece estar llena de sorpresas.

Cinco cuartos

Ok, wait a minute. Es bien sabido que todo buen álbum te debe atrapar, y a pesar de no tener la más mínima intención de interrumpir la experiencia Canis Allegro, en "Cinco cuartos" logramos poner una potente carga emotiva y hasta nostálgica, hasta cierto punto inesperada y sorprendente. Destaca sobre todo por su muy notable inclinación al post-rock, lo que nos demuestra el expertise que DJ Perro es capaz de ofrecer al escucha.

Depreshawn

El broche de oro, la cereza del pastel, la luz al final del túnel. Un gran fatality que recopila la experiencia que vivimos a lo largo del disco. Potente, pegajosa y de fácil digestión. Podría decir que Depreshawn es universalmente agradable por dónde sea que se le escuche y cierra a la perfección ese círculo de satisfacción al que se debería llegar al escuchar un álbum debut.

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Con un cierre perfecto al mero estilo de otros grandes pilares del math-rock como Totorro o Delta Sleep, el remate nos deja fascinados y con ganas de más. En resumen, les puedo asegurar que, si les pasa el rock alternativo o eres un ecléctico catador de música sofisticada, le deben dar una oportunidad a una de las propuestas más frescas y contundentes que el país ha visto emerger en la música instrumental.

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La importancia del "Soul Makossa"

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El año era 1982 y yo tenía en mis manos una copia en cinta del Thriller de Michael Jackson. Los videos de "Beat It", "Billie Jean" y el icónico "Thriller" se repetían sin cesar una y otra vez. Recuerdo que las escenas del proceso de transformación de Michael Jackson en licántropo me enchinaban la piel. Para cualquier persona que vivió durante los ochenta, ver a Michael recostado con su blazer blanco significa remitirse a las escenas de los videos de esas grandes canciones, todos ellos memorables: el video mató a la estrella del radio.

Después de algunas semanas de haber superado la euforia de solo escuchar esas tres canciones sin cesar, decidí escuchar el casete de principio a fin sin adelantarle hasta encontrar los acordes de "Thriller’" Por supuesto, no es mi intención refrendar lo grande que es el disco en su totalidad: eso se ha hecho hasta el hartazgo. La mancuerna Jones-Jackson solo puede ser comparada con Pippen y Jordan o Maradona y Caniggia: implacables.

A la postre y después de escuchar la cinta una y otra vez, dejé de lado esas tres canciones para enfocarme en temas como "Human Nature", "P.Y.T. (Pretty Young Thing)" y la que se convertiría en mi favorita de ese álbum: "Wanna Be Startin’ Somethin’", que es con la que abre esa obra mayor del más pequeño de los hermanos varones Jackson.

Todas y cada una de las canciones de ese disco de Michael tienen una historia detrás y "Wanna Be Startin’ Somethin’" no es la excepción. El cuarto sencillo del Thriller no tenía un video como los tres anteriores y es una canción disco múltiples veces sampleada y considerada uno de las himnos relevantes dentro de la obra de Jackson y Jones, por la complejidad de sus arreglos y su ya mencionado ritmo disco infeccioso. De acuerdo a su historia oficial, la rola había sido considerada para que La Toya Jackson la interpretara pero no fue el caso.

No podemos pasar por alto que una de las virtudes de Michael Jackson era identificar ganchos y ritmos en otras canciones y utilizarlos para sus propias composiciones. Si ponen atención, el beat de "Billie Jean" tiene grandes reminiscencias a "I Can’t Go for That" de Hall & Oates. De acuerdo a Daryl Hall, durante la grabación de "We Are the World", Jackson se acercó a él para comentarle que había usado el beat de esa canción para hacer el de "Billie Jean". A juzgar por la evidencia, el viejo Daryl no miente cuando cuenta esta historia.

En el caso de "Wanna Be Startin’ Somethin’" al minuto cuatro con cuarenta y cinco segundos aparece el famoso corillo Mama se, mama sa, mama ku sa que le da ese toque tribal al clímax de la canción y es básicamente su columna vertebral. El hook está inspirado en el clásico de afrofunk camerunés ‘Soul Makossa’ editado originalmente en 1971 por el saxofonista Manu Dibango.

El "Soul Makossa" tiene una historia interesante. Se hizo famosa a principios de los setenta en la naciente escena disco de Nueva York y era una de las favoritas de DJs como David Mancuso.

Desde su aparición en las pistas de baile en clubes neoyorquinos, la canción de Dibango ha sido versionada muchas veces y adaptada en casos como el de Michael Jackson y más recientemente Rihanna. Es considerada una de las piedras angulares donde se fundó la música disco de los setenta.

Debido a los retos de distribución durante la década mencionada y la alta demanda por poder obtener una copia física del disco Soul Makossa, varias bandas reintepretaron la composición que daba nombre al álbum, original de Dibango, aprovechando el momento. Durante esos años bandas como la Lafayette Afro Rock Band, Nairobi Afro Band y Afrique, editaron sendas versiones del tema de Dibango. De acuerdo al oráculo llamado whosampled.com, la canción ha sido versionada 16 veces y sampleada otras 50.

De entre todas las versiones realizadas, una de las más recordadas es la que interpretan los Fania All-Stars en su disco Latin-Soul-Rock editado de forma original en 1974. La versión, como la mayoría de las rolas grabadas por los Todo-Estrella de Fania, es en vivo y cuenta con la participación de Manu Dibango, quien es presentado por el maestro de ceremonias durante el concierto de Fania en San Juan de Puerto Rico, justo en la inauguración del estadio Roberto Clemente.

La versión fue interpretada y grabada justo en la cúspide de las presentaciones en vivo de los Fania All-Stars, que venían de grabar los dos volúmenes en vivo en el Cheetah, (en su momento los discos ‘en vivo’ más vendidos por una banda latina), y de haber llenado el Yankee Stadium para una de sus presentaciones más célebres. Los días en que Pacheco y Masucci usaban un auto como oficina habían quedado atrás.

Para el Latin-Soul-Rock la alineación de la banda incluyó nombres como Mongo Santamaría, Ray Barretto, Billy Cobham, Bobby Valentín, Roberto Roena y Larry Harlow. Todos ellos líderes de sus propias bandas y exitosos vendedores de discos durante los sesenta y setenta.

Esos son solo algunos de los nombres de la banda que acompañó a Dibango en el escenario para interpretar "Soul Makossa". La grabación tiene importancia porque con tantas versiones de la canción rondando por aquellos años los Fania All-Stars le dieron a Dibango el crédito que merecía su canción. Podemos escuchar un agradecido Dibango durante la introducción de la rola en la grabación en vivo.

‘Soul Makossa’ es una de la grabaciones que durante la segunda mitad del siglo pasado lograron que músicos de occidente voltearan a ver lo que estaba sucediendo en África con la fusiones de música occidental y ritmos folklóricos de la región y su influencia junto con la obra de Fela y Mulatu Astatke son responsables de que hoy en día se sigan buscando discos en lo profundo del Continente Madre.

FB: GranRevancha / Twitter: @revancha_df / Instagram: revancha_df.

45 años después, habrá justicia para Victor Jara

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El día de ayer se vivió una jornada histórica de vital relevancia para la música popular latinoamericana y para los procesos de impartición de justicia relacionados con crímenes cometidos durante las dictaduras militares en la región. La justicia de Chile acaba de hacer pública una condena a ocho militares en retiro, acusados de haber asesinado al cantautor Víctor Jara en los primeros días de la dictadura militar en 1973.; específicamente el 16 de septiembre de 1973

El encargado del fallo histórico fue el ministro en visita Miguel Vázquez Plaza, quien después de una larga investigación, condenó a Hugo Hernán Sánchez Marmonti, Edwin Armando Roger Dimter Bianchi, Nelson Edgardo Haase Mazzei, Ernesto Luis Bethke Wulf, Raúl Aníbal Jofré González, Juan Renán Jara Quintana, Hernán Carlos Chacón Soto y Patricio Manuel Vásquez Donoso, a la pena de quince años y un día de cárcel mayor en su grado máximo, por considerarlos los autores de los delitos de homicidio calificado de Víctor Jara y del abogado militante del Partido Comunista, Littre Quiroga Carvajal, crimen también cometido durante septiembre de 1973 e igualmente en la ciudad de Santiago.

Además se les encontró culpables del delito de secuestro simple en contra de ambos, Quiroga y Jara, por lo que estos militares en retiro recibieron la pena aunada de tres años de presidio menor. Además de los ocho militares antes mencionados, el oficial Rolando Melo Silva también se hizo acreedor a una sentencia de 5 años más un día de cárcel, por haber encubierto ambos homicidios, además de recibir otros 61 días de presidio por haber encubierto también los secuestros simples del cantautor y el abogado.

Victor Jara fue una de las voces chilenas más importantes y falleció por el impacto de 44 balazos a los pocos días de instalada la dictadura de Pinochet. Con información de The Guardian y CNN Chile.

Recordemos el tema canónico de Strummer y compañía, en honor al cantautor chileno.

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10 de las mejores bandas de metal para un mundo en llamas

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Este artículo fue publicado originalmente en Noisey Estados Unidos. Léelo aquí.

La semana pasada, escribí sobre la idea de examinar y, a veces, abandonar a nuestros ídolos musicales en nombre de un bien mayor, y asumir la responsabilidad de nuestros propios fracasos. Fue un problema difícil y complejo de discutir, y me complació ver que generó una cierta discusión entre personas a las que respeto. Esta semana, para ser sincera: estoy demasiado cansada como para ponerme filosófica con respecto a cualquier cosa. Casi no he escuchado nada de música desde la semana pasada, porque no escucho música en mi teléfono y como parte de los organizadores colectivos de las marchas contra la detención de migrantes en EEUU, he pasado la mayor parte de mi tiempo en el bloqueo afuera del centro de detención y procesamiento ICE de Manhattan. Hubo algunos momentos durante el bloqueo —como cuando un tipo con unos shorts de Morbid Angel pasó por allí, o cuando varias personas sacaron una guitarra, un ukelele o un acordeón— que me recordaron que sí, la música existe. De todos modos, mis oídos han estado en un hiato.

Por supuesto, la revolución tendrá una banda sonora, pero aún no sé exactamente cómo será. Esperamos que quedé a cargo de Iskra.

Es curioso pasar de escuchar ocho horas continuas de música (o más, si voy a un concierto después del trabajo o tengo la energía de escuchar uno de los viejos discos de country de mi padre al llegar a casa), a no escuchar nada. Después de tantos años de estar escribiendo sobre metal, rara vez escucho música en casa; es una lástima, pero tener una existencia tan ruidosa hace que uno aprecie mucho más el silencio. Además, fuera del trabajo/el metal, mi activismo político particular significa que he estado expuesta a suficientes amplificadores de sonido, gritos y sirenas como para toda una vida, así que aprecio los momentos de calma en medio de la tormenta.

Ahora que he vuelto a mi rutina habitual, la semana ha estado un poco agitada, pero todo mejoró debido a la hermosa inevitabilidad de haberme quedado absorta en un álbum y comenzar a agitar la cabeza sentada frente a mi escritorio, algo a lo que ahora mis compañeros de trabajo ya están acostumbrados pero que aún parece desconcertar a los visitantes que entran y salen del área editorial de Vice todos los días. Ayer, Into Vermillion Mirrors de Adzalaan fue la causante de tal espectáculo; hoy, Crypsis de Forest of Grey fue lo primero que captó mi atención (y realmente me atrapó, es una síntesis perfecta del black metal atmosférico y el epic crust, de los que he escrito tanto).

Aquí hay algunas bandas que he estado escuchando esta semana, desde algunos viejos amigos hasta nuevos descubrimientos y los confiables favoritos (no todos es metal. Lo siento, pero tienen la fortuna de que no haya preparado quince canciones de Merle Haggard y ya).

Black Tusk

Después de pasar años haciendo giras con estos fanáticos del sluge punk de Savannah, Georgia, mi gusto por esta banda es indescriptiblemente tendencioso, y no hay manera de que diga lo contrario; son mi familia, y todavía extraño muchísimo a Athon, todavía no puedo creer que ya han pasado cuatro años desde su muerte. Ahora junto con dos viejos amigos en el bajo (Corey Barhorst) y la guitarra (Chris "Scary" Adams), el dúo central compuesto por Andrew Fidler y James May se preparan para lanzar T.C.B.T., su primer álbum sin la gran presencia de Athon, y tengo que decir que: de verdad es increíblemente bueno. "Burn the Stars" es su primer sencillo, y está plagado de maniática energía punk, y pesados riffs, tal como era de esperarse.

Dakhma

Dakhma me fascina. En lo que a mí respecta, el cuarteto de Michigan es una banda perfecta: buenas personas, buena política y un sonido atmosférico y duro de black metal que simplemente no se agota. Esta última oferta es breve —una pequeña participación con los grandes del hardcore francés Pilori pero brutal, y me deja con ganas de mucho más. Han pasado dos años desde que salió su último LP, Suna Kulto, y me muero por escuchar una producción mucha más grande.

Escuela

Escuela es imparable, la poderosa y violenta banda de Ithaca , Nueva York, no toma prisioneros en su nueva producción junto con los fenómenos de Oakland Violent Opposition. No recuerdo si ya he escrito sobre ellos y su inflexible guerra sónica antes, pero si no, me avergüenzo, porque son asombrosamente buenos.

Dead Wretch

Dead Wretch es un proyecto relativamente nuevo del implacablemente prolífico multiinstrumentista Daniel Jackson (quien también está detrás de Void Ritual, Ancestral Oath, y varios más). Es una magnifica producción de grind 'n' roll que se burla alegremente de los tropos del metal extremo (la letra de "Red Logo Atop A Buff Goat Demon" me hizo morir de risa), pero toma sus propias composiciones infinitamente en serio; incluso si no alcanzas a comprender el mensaje, es difícil negar que se trata de una muy buena producción. Todos las ganancias de su lanzamiento debut serán donadas al Centro de Recursos Transgénero de Nuevo México, así que, ve a comprarlo (y regálales unas cuantas copias a tus amigos).

Skeleton

Se ha estado hablando mucho sobre estos punks de Austin, y después de escuchar su pequeño EP debut, me alegra integrarme a la conversación. Ondean con orgullo el estandarte del metalpunk con un toque gótico y un poco de la arrogancia juvenil de los Rollins, lo cual da como resultado final algo contundente, crudo y extremadamente digno de ser escuchado. Tengo el presentimiento de que esta banda (compuesta por miembros de Nosferatu, Residual Kid, Plax y Enemy One) se convertirá es todo un suceso.

Timelost

Timelost me sorprendió muchísimo cuando escuché el contenido de su demo de 2018; no es para nada lo que esperaba considerando a las personas involucradas (Shane Handal de la banda instrumentalista Set and Setting, y Grzesiek Czapla, de las bandas de black metal, Woe, Absu e Infernal Stronghold, entre otras). Ésta no es para nada una banda de metal; más bien, es una banda de post-rock melancólica, casi inclinada al pop, con voces de ensueño y un énfasis en el rock. Tiene más en común con las bandas actuales Alcest o Katatonia que con cualquier ritmo estruendoso, y extrañamente me gusta bastante. Funciona como un excelente digestivo entre los álbumes de Sadistic Execution, o el soudtrack ideal para tus ensoñaciones.

Agnosy

Es esencialmente una banda de crust punk británico con un tinte de death metal. El álbum más reciente de Agnosy, Traits of the Past, salió en 2014; no he escuchado mucho de ellos desde entonces, pero han estado dando conciertos con regularidad, y mencionaron en Facebook que estaban trabajando en un nuevo álbum, por lo que ahora es el momento perfecto para familiarizarse con una de sus mejores producciones.

Grave Plague

Escogí cuidadosamente esta canción del nuevo sampler de Give Praise Records, The Two Faces of Reality, pero contiene muchas genialidades más, especialmente para aquellos a quienes les gusta rápido y sucio. Grave Plague parece ser una nueva promesa con una perspectiva deliciosamente cavernícola; su acercamiento al death metal proviene directamente de principios de los 90, formado a partir de una mezcla adulterada de influencias suecas y de la Florida (así como también de un obvio guiño a la banda Incantation). No los he escuchado lo suficiente como para emitir algún juicio bien fundado, pero a juzgar por este track, voy a tener que mantener mi atención puesta en este escuadrón metalero de Cleveland.

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Kraftwerk en 3D: la trilogía del humano, la máquina y el éter

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Mundo ordinario

Una voz mecánica y robótica inicia un conteo del 1 al 8. Repite la secuencia aleatoriamente y alterna los números: ONE, DOS, DRIE, SIETE, ACHT. Las luces se apagan. Estamos en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII, en Madrid; son las 22:15 y ante el llamado, los asistentes (que estamos en un rango entre los 20 y 75 años), obedecemos y nos ponemos las gafas 3D para ingresar al sistema Kraftwerk.

Entran al escenario los cuatro miembros actuales de la banda alemana que parecen más autómatas que humanos —Ralf Hütter, de 74 años; Fritz Hilpert, de 62 años; Henning Schmitz, de 64; y Falk Grieffenhagen, de 49—, y se acomodan en sus atriles digitales. Están uniformados con un traje espacial, forrado al cuerpo, con el estampado de la cuadrícula cartesiana. Se enciende el lugar con las luces LED de los podios y el video en 3D. Suena “Numbers”, del álbum Computer World, lanzado en 1981.

Ya estamos dentro de la central eléctrica.

Desde que Hüter y Florian Schneider crearon la banda en 1970, Kraftwerk ha proyectado la compleja relación entre persona y máquina a través de sonidos artificiales convertidos en techno dance. Estos alemanes reformularon el rol del sintetizador al utilizarlo para crear música pop, abriendo un nuevo espectro musical que ha influenciado a artistas como David Bowie –quien tituló una de sus canciones “V-2 Schneider”, en homenaje al músico en su álbum Heroes– o los Belleville Three, precursores del techno, en adelante.

Es imposible imaginarse a un New Order o a un Depeche Mode sin que Kraftwerk hubiese existido. Su ritmo, su técnica y sus aparatos fueron fundamentales para el periodo post punk, el hip hop de los ochenta y para una gama de músicos que van desde Aphex Twin a Prodigy, de LCD Soundsystem a Afrika Bambaataa, de Daft Punk a, incluso, Michael Jackson.

Son los papás de los papás. Genios de la electrónica, en términos de género musical pero también a nivel de ingeniería y física.

Metida en su dimensión cibernética, sumergida entre sus ritmos distópicos de robot funk y sus melodías de romance computacional, mientras tocan “Its More Fun to Compute”, “Home Computer” y “Computer Love”, siento que ingreso a Metrópolis de Fritz Lang, que navego al interior de la Matrix, que estoy viviendo una historia de la literatura de Philip K. Dick en una especie de Ubik.

A punta de la reiteración instrumental, precisa y perfecta que le permite a Kraftwerk el uso de sus máquinas, suena este pop cargado de política en medio del Jardín Botánico. Y el statement queda claro: las tecnologías son poderosas y a la vez un arma de doble filo. Con ellas se potencian las capacidades humanas y se puede hacer música de este nivel o construir bombas nucleares.

Kraftwerk es una resistencia política desde mediados de los setenta, ante el contexto de una Alemania en posguerra, con rezagos del fascismo de Hitler, en plena Guerra Fría y con su capital partida en dos, en una era en que el el desarrollo tecnológico fue impulsado para destruir al enemigo. Un momento perfecto, también, en el que las bandas electrónicas que se encontraban en Alemania aprovecharon ese auge tecnológico para revolucionar sus sonidos.

Pero también es una resistencia política al contexto actual, porque las mismas batallas que se libraron en ese entonces, se luchan ahora ante una red mucho más poderosa y anárquica que celebra el espionaje y la falsedad. Y Kraftwerk continúa en la vanguardia de esto.

Con esta primera parte del concierto nos dejan planteado esa rama de poder: con los gráficos de “Computer World” nos hablan de los controladores de data, del KGB, de la Interpol, el FBI y todo el espionaje que sucedía en esa época que no está muy lejana a lo que ocurre hoy en día con las redes sociales y la big data que arrojamos a través de nuestros dispositivos, usurpada por marcas y gobiernos. Basta con analizar el caso de Trump que sufragó la data de millones de usuarios de Facebook para ganar las elecciones, o de las compañías que venden seguidores falsos construidos a partir de perfiles reales, o lo que nos sucede a diario a todos los usuarios con los anuncios que se nos cuelan en nuestras redes.

Dejándonos dentro del sistema de este mundo ordinario, Kraftwerk da paso al conflicto del personaje de esta historia con tintes de ciencia ficción: el humano y la máquina.


El hombre máquina

A los 30 minutos de concierto, empieza “Man Machine”, acompañada de gráficos en una 3D aplicada a la justa medida sin ser pomposa, sin marear. Impecable. En rojo y negro —los colores de Man Machine (1978), el álbum cuyo arte fue influenciado por el constructivismo ruso de 1920, con el que se burlaron del fascismo y marcaron la crítica sobre la ambivalencia entre la técnica y el hombre—, aparecen las palabras SER HUMANO, SÚPER HUMANO, SEMI HUMANO y, por supuesto, MÁQUINA, pronunciadas por la voz aún intacta de Hütter.

Simple, directo, estético. Propio del minimalismo de Kraftwerk. Sus gráficos no pretenden ser arte clásico sino que se entienden desde lo popular, desde la representación de los símbolos pop que ilustran la bomba nuclear, la onda sonora, la máquina, el robot.

El humor siempre está presente. Hablando de máquinas y humanos, saco mi aparato e intento sacar un video. Es inútil, la calidad jamás podrá ser reproducida por la 3D y comprendo el tono irónico de la banda.

Estos hombres se la deben estar pasando muy bien en esta era. Tienen todos los juguetes para jugar e ir más allá de lo que jamás imaginaron. Con “Space Lab” lo demuestran. Se fajan una panorámica de la Tierra desde un satélite y nos van acercando hasta llegar, con realidad aumentada al igual que Google Maps, a la geolocalización exacta: España, Madrid, Real Jardín Botánico, escenario: Noches del Botánico, 23:00 horas. Seguro que están divirtiéndose como nunca. Pienso que eso debieron sentir Spielberg y Robert Zemeckis cuando en 2015 pudieron comparar la realidad con el futuro que plantearon en Back To The Future II.

¿Son estos seres una especie de predicadores? Puede ser, como lo dice William S. Burroughs, en La Revolución Electrónica: las palabras, los símbolos, los sampleos son mutaciones virales, hechizos extraterrestres. O por lo menos así parece con Kraftwerk, sobre todo con su canción más conocida, “Autobahn”. Una pieza de 22 minutos que gracias a la tecnología a la que por fin accedieron emplear (porque se demoraron cuatro álbumes en abandonar los instrumentos clásicos), les permitió el link entre la percusión y las secuencias de largas repeticiones, infinitas y perfectas, que antes eran hechas por humanos sin precisión. Aunque el álbum, también bautizado Autobahn (1974) no es completamente electrónico, porque están presentes el violín, la flauta, el piano y la guitarra, la integración del sintetizador Vako Orchestron marcó el sonido que hasta hoy caracteriza a la banda.

Y estoy ahí, entre un tipo de unos sesenta y pico años que canta el himno de su adolescencia y otro de treinta que flipa con la música, escuchando y viendo esa canción que cambió el rumbo de la historia musical, y pienso que esto es una maravilla. Todos vamos por la autopista cibernética de Kraftwerk mientras cantamos al unísono “fahr'n fahr'n fahr'n auf der Autobahn”. Top. Mucho flow, mucho funk, incluso, mucho dembow. Techno dance impartido por unos soldados robots de 60 años promedio, que después de hora y media de concierto mantienen la compostura firme, a un público empapado en sudor por el baile.

Me siento enchufada. La información transmitida entra a mi cuerpo como datos y símbolos, formando nodos de enlaces entre la banda, los presentes, la naturaleza y yo. Estamos todos conectados a esta red que crece exponencialmente con el flujo de información. Una net omnipresente, omnipotente, omnisciente… un dios.

Y del clímax de “Autobahn”, caemos a la solemnidad de “Geiger Counter” y “Radioactivity”. Ambas del álbum Radio-Activity (1975), dedicado a la transmisión radial y a la actividad nuclear, y el primero en ser producido cien por ciento por ellos desde su icónico estudio Kling Klang (traducido a la onomatopeya ding-dong).

De todos los grupos europeos de la época que se aventuraron a probar el sintetizador, Kraftwerk fue el único que se metió con el pop. Tangerine Dream, Brian Eno y Keith Emerson, por ejemplo, lo utilizaron para hacer sonidos clásicos, conservando el formato de banda de rock. Pero Hütter y Schneider jugaron aún más con las máquinas, y en Radio-Activity integraron el sintetizador análogo Moog Micromoog y el piano eléctrico Farfisa, no volviendo a utilizar la flauta, el violín ni las guitarras.

Ante los cantos de Hütter pronunciando los centros nucleares de Hiroshima, Harrissburg, Sellafield y los accidentes de Fukushima y Chernóbil, mientras pasan imágenes en blanco y negro combinadas con símbolos de bombas nucleares, yo viajo en el interior de un átomo. Siento la potencia con cada beat prolongado y exagerado. Siento la energía liberándose con la ralentización del golpe.

Foto: Peter Boettcher.

Lo que sigue, continuando con el lenguaje de potencias y voltios, es “Tour de France”, “Prologue”, “Étape 1”, “Chrono” y “Étape 2”, todas mezcladas, acompañadas de imágenes originales del campeonato más importante de ciclismo en su centenario. La canción más larga del concierto, que ha sido fuertemente criticada por sosa y poco innovadora, está siendo para mí el auge de la noche. La llevan a otro nivel con un diseño gráfico fino, de figuras geométricas con los colores de la bandera sobre imágenes antiguas en 3D y, me repito que estos hombres están jugando en su arena, en especial Hüttler que es un apasionado del ciclismo, y están exprimiendo la maquineta a su máxima potencia.

Luego de dos horas de navegación por estos micromundos cibernéticos, estamos preparados para ser expulsados de la central.


Musique Non Stop

La única forma de salir del sistema eléctrico y volver a nuestra dimensión es a través de los humanos que están en el escenario. En el video 3D vemos las proyecciones de los músicos hechos robots, replicados por cuatro, con sus sintetizadores. Pasamos por las fibras de sus máquinas y el interior de sus ondas sonoras, hasta llegar a las notas musicales.

Foto: Peter Boettcher.

En un mix de 30 minutos, tocan “Boing Boom”, “Techno Pop” y “Musique Non Stop” en puro jamming. La fiesta está prendida pero sabemos que es el final del viaje. Uno a uno, después de su solo, los músicos salen del escenario dando la venia como unos maestros.

¿Qué es esta mierda que acabamos de ver?

Miro el letrero que dice: MÚSICA EN LA NATURALEZA. Entonces, lo comprendo: está la máquina, el humano y el éter, conectándonos con el universo. Una trilogía que nos lleva a otro espectro más allá de la metafísica, a fibras palpables y a la vez intangibles, conexiones de nodos infinitos. Un poder que solo otorga la música.

Entendiendo la era de la que hago parte: el siglo de las tecnologías, el momento de los cyborgs, de los robots, de la inteligencia artificial, de la tercera dimensión, de la realidad aumentada y de la realidad virtual… Un paradigma en el que las revoluciones, la política, los modelos sociales, todo, se está fraguando en una arena cibernética. Algo que Kraftwerk supo 48 años atrás.

De vuelta en el plano real, con los pies en el Jardín Botánico y la cabeza reseteada, busco, irónicamente, cómo volver al hotel en Google Maps.

Foto: Peter Boettcher.

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Sting y Shaggy serán los encargados de inaugurar el Movistar Arena de Bogotá

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En poco menos de cuatro meses, la capital colombiana se alista para la reapertura y transformación de uno de los recintos más icónicos de la ciudad. El 21 de octubre ha sido el día escogido para la inauguración del Movistar Arena, un innovador escenario ubicado en el corazón de Bogotá, donde anteriormente quedaba ubicado el antiguo Coliseo Cubierto El Campín.

Inaugurado en 1973, este emblemático coliseo acogió durante décadas a artistas de la talla de James Brown, Santana, Soda Stereo, Luis Miguel y Motörhead, convirtiéndose en uno de los pocos espacios óptimos para este tipo de conciertos. Ahora, gracias a la unión de las marcas Cherrytree Music Company, Live Nation y Páramo, el Movistar Arena busca posicionarse como uno de los escenarios más modernos para espectáculos en todo Latinoamérica.

Para agasajar debidamente al público bogotano, el Movistar Arena ha decidido fichar a dos grandes de la música para su esperado estreno: Sting y Shaggy serán los encargados de ponerle color a la noche del 21 de octubre, interpretando sus reconocidos éxitos, al igual que las canciones de 44/876, su más reciente álbum colaborativo.

Si desean conocer más detalles acerca de este concierto inaugural, al igual que de los futuros eventos del Movistar Arena Colombia, pueden pasarse por acá. A continuación los dejamos con el video de "Don't Make Me Wait", el primer sencillo que produce en conjunto el emblema de The Police con la estrella jamaiquina.

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Porque amar también es tener miedo aquí está “¿Por qué insistes? de Lunalé

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A todos nos ha pasado. Empezamos a salir con alguien sin ninguna expectativa, las cosas van evolucionando a veces muy rápido, a veces muy lento, pero siempre con un miedo en la mitad, sea de quién sea, venga de quién venga. Finalmente a veces dejamos que todo muera o a veces nos dejamos llevar y entonces sentimos que vamos corriendo por un sendero montañoso, llegamos a un abismo y tras el impulso, no queda más que saltar, dejarse caer y esperar que todo pase.

Básicamente de eso se trata “¿Por qué insistes?”, el primer sencillo de Lunalé, una de las cantautoras que representa la nueva camada del pop alternativo colombiano, uno hecho de manera orgánica y minimalista, con la cantidad justa de producción y un sonido que le coquetea a la mixtura del swing y a los arreglos electrónicos de manera tan sutil, que pareciera que siempre te estuvieran cantando al oído con una guitarra en la mano.

Por su parte, el video dirigido por Rafatoon y grabado en las montañas bogotanas, hace un poco referencia a ese amor que cae al abismo, con parejas que se buscan inútilmente a través de caricias ligeras y no terminan de encontrarse. Un retrato de soledad y melancolía atrapados entre paisajes boscosos y rocosos.

Mira el video aquí abajo.

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"Gitanas" de la Mala Rodríguez es un manifiesto feminista

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La Mala Rodríguez acaba de estrenar “Gitanas”, un tema feminista con espíritu flamenco que rompe el silencio que la española sostenía desde el par de temas que editó al lado de Steve Lean en 2015. “Es la primera de muchas canciones que voy a ir soltando a lo largo de los próximos meses”, reveló la rapera a Noisey; “seguiré grabando todo el año, hasta octubre. De modo que podría haber un disco nuevo para fin de año, pero prefiero no hablar demasiado”.

El más reciente sencillo de La Mala comenzó a gestarse en Barcelona, aunque fue en Los Angeles que su autora encontró “lo que buscaba. El sonido que yo necesitaba, el abrigo que al tema le hacía falta”. A la caza del arropo ideal, la de Sevilla decidió rodar el video correspondiente en su propia tierra: “lo grabé justo donde crecí, en el barrio de la Macarena, un lugar precioso, lleno de rincones bellos”, cuenta la autora para recalcar que quienes a su alrededor bailan no son más que “las mías, las gitanas de mi barrio”.

Y es que es justo en ellas, en esas gitanas que zapatean jocundas, donde está el acento de “Gitanas”. ¿Quién me protege?, se pregunta la firmante del sencillo con insistencia, entre rimas y beats. “Sí, ¿quién me protege? Esa es la pregunta que todas nos hemos hecho. Porque yo no me siento representada por el gobierno ni por la justicia, y como yo hay muchísimas mujeres en España y en todo el mundo. Esa es la pregunta clave. “Gitanas” habla de lo importante que resulta sentir que en estos tiempos ya no estamos solas, sino conectadas, entrelazando nuestra ideas para caminar juntas”.

"Gitanas” es un tema que desde el título opera como manifiesto, según ella misma remató: “Las primeras feministas que yo vi fueron las gitanas. Para mí, ellas representan a las mujeres fuertes, valientes, pasionales; a las que salen a la calle a trabajar y que crían a sus niños de manera natural. Se les critica, se les desprecia, pero el feminismo no puede ser racista. Sí, ellas, las gitanas, fueron las primeras feministas que hubo en España”.

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Los mejores discos de Hispanoamérica en 2018 (hasta ahora)

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El inescrutable paso del tiempo es tan necio como el peor de los hábitos y no cesa en su marcha tirana: los seis primeros meses del 2018 se esfumaron entre partidos de fútbol y procesos democráticos, crisis económicas y una posible guerra de aranceles, con el continuo alzamiento del fascismo en Estados Unidos y luchas de todo tipo estallando a niveles locales; seis meses intensos y de locura, apretados y llenos de historia, furiosos e inolvidables, e inflados de música como crema en el pastelito que te saboreas en la mañana.

No cabe duda que gran parte de los artistas que protagonizan la narrativa de la música actual, se dedican sobre todo a hacer canciones sueltas, con la playlist en plataformas digitales como una nueva y fundamental arena para dar a conocer tu música; y aunque mucho de este esfuerzo está encaminado al pop, el trap, el reggaetón, el rap, todos los artistas en todos los géneros participan del modelo. También el momento que vivimos se ve reflejado en cómo escuchamos música: nunca como antes, el planeta entero había estado escuchando exactamente las mismas canciones al mismo tiempo, ese pop genérico e infantil que es como el soundtrack perfecto para todas las IG stories del mundo; y por el otro lado, consumiendo a los artistas de su zona o de su país, con esfuerzos regionales convertidos en personajes principales de la trama.

Y para los amantes de la música, resistir el embate de aplanadora cultural al que a veces nos orilla la maquina, viene en forma de discos, de hacerlos y de escucharlos. Y que sean locales y que nos representen. Discos que cuenten nuestra historia; esta historia de migrantes, de sobrevivientes, de sabios de la calle y amantes del cosmos. El larga duración como formato, más que nunca es un statement, un gesto de aguante. Y en una región como la nuestra, el peso es doble: un compromiso con el arte como el más importante de los agentes de cambio para sanar a nuestra sociedad y a nosotros mismos.

Así que hacer una lista de nuestros discos favoritos en lo que va del año no es solo un corte de caja, es reconocer lo que tiene más valor para nosotros en una época de incertidumbre. Sin más, estos son, en orden alfabético de artista, nuestros 30 discos favoritos del 2018 hasta ahora.

Esencia Solar
Adán Jodorwsky

Un día se plantan los pies fuera de la cama y la resaca pesa más que nunca. En la búsqueda de la aspirina milagrosa, se comprende que el hartazgo es inminente, que hasta ahí van a llegar las juergas savajes, los amigos efímeros en la barra, los atasques de droga y el sexo volátil. Entonces se acude al baño y el desenfreno se va por la tubería, sin más, al jalar la palanca al retrete. A Adan Jodorowsky le pasó todo eso. Y ansioso por renacer confeccionó este disco con el que marca raya respecto a los personajes que antes encarnó. Catorce composiciones que hablan de esperanza y gozo, de acercarse a los cuarenta con ganas de envejecer y de seguir generando vida. Un trabajo de producción opaca y ánimo brilloso. Para escupir mariposas montado en una guitarra, tal cual. —Alejandro Gonzalez

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Como Nunca
Akapellah

El rap que vale la pena tiene que pasar por lugares callejeros, sucios, groseros y debe hasta rozar el nihilismo. Debe ser incómodo y políticamente incorrecto, que te dé pena escucharlo frente a tus viejos. No puede ni debe tener agenda de quedar bien con ningún ser humano. Hay que dejar de tomarnos tan en serio o comulgar con un discurso o idea hasta morir. No hay nada más aburrido que tener los mismos ideales toda la vida. Tomarse un whisky a las rocas, crecer, cambiar de música favorita, ropa, Play Station, pareja. Cuando el rap cumple expectativas y es lo que esperamos, es ese el preciso momento en el que hay que cambiar de música. Como Nunca, de Akapellah, hace todo lo mencionado arriba. Desde "Gordo funky" a "Baile del Hindú" este disco es incorrecto, sucio y toca partes del inconsciente del de Tumero. Y aunque salió en las últimas horas del 2017, legítimamente entra en este conteo y en los de finales de este año. —Diego Urdaneta

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Bodiless
Ale Hop

Ale Hop siempre se destaca por dos aspectos: ser una gran compositora de canciones pop y tener un oficio de alto nivel para el trabajo de mezcla y postproducción. Y es en esto último en lo que parece haber habido una revolución personal tras mudarse a Berlín a seguir un master de Sound Art. Porque Bodiless, su nuevo álbum, representa un verdadero festín de técnicas de edición, al punto que podemos pensar que estamos ante un disco construido desde la edición, desde el montaje y que hace referencia al montaje de mucha música concreta, pero también del radio drama de vanguardia alemán, conocido como horspiel. Estamos también ante un álbum de canciones de estructura melódica que se mueven justamente en ese límite de lo abstracto, un poco quizá como sería pensar en una forma de post rock (o post pop). “As you seek faintly the shore” nos recuerda que Ale Hop cuando quiere puede escribir canciones pop de esas que das play una y otra vez. Pero su instinto la lleva nuevamente a poner todo bajo otro orden. Entre el pop y la abstracción, Ale Hop ha descubierto un camino personal, uno en donde la innovación (y la radicalidad) no está reñida con el pop. —Luis Alvarado

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Eclipse
Alemán

Pocas veces se alinean los astros (literal) tan favorablemente para que un artista acomode sus cartas y haga la jugada que se lleve la bolsa entera. Tal es el caso de Alemán, el rapero de Cabo San Lucas que se convirtió en un fenómeno de masas en México y que a partes iguales le echó talento musical, personalidad genuina, autenticidad callejera (y hasta le alcanzó para la propuesta conceptual), a su placa 2018 Eclipse, una de las entregas más ambiciosas de la casa mexa de rap independiente Homegrown Entertainment. Desde el año pasado, los temas que estrenó Alemán del Eclipse, fueron alrededor de los cuales giró la narrativa de este género en el país, en particular "Tantas veces". Y el disco completo es un testamento de las posibilidades que tiene Alemán. Eclipse representa su dualidad artística: 21 temas en tres discos. Primero diez temas que son el día, con una estética boom bap clásica y ritmos noventeros: flows narcomenudistas que te guardan el clavo y skits e interludios. La segunda parte son otros diez temas, la noche, trapicheo maniaco y música de codeína; flows en forma como Lebron en las finales y Auto-Tune para esa razita que se la sigue cotorreando. Finalmente Eclipse acaba con "Eterno", en homenaje al mejor amigo de Alemán, fallecido a principios de este año, Pachón. Todas las canciones funcionan a muchos niveles y colocan a Alemán como el artista de rap más importante de su generación en México. —Feli Dávalos

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Mala Fama
Ases Falsos

No sé qué pensar de los Ases Falsos. Es ilógico que un grupo mejore tanto con cada disco sin perder su esencia, donde varios de los bastiones del pop chileno se han estancado en un sonido que asegura mantener su fanbase, Cristobal Briceño y compañía ofrecen algo distinto con cada entrega. En el caso de Mala Fama tenemos canciones de baile à la Luis Miguel, himnos ochenteros que te transportan a ese universo de nostalgialgia y chamarras de cuero, ataques de pop punk y baladas que dejarían a Juan Gabriel babeando de envidia. Todo esto relleno de letras introspectivas que cuestionan justamente la carrera del proyecto y su posición en el mundo de la música chilena. Los Ases Falsos muchas veces parece que juegan een su propia liga. —Joey Muñoz

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Mercado de los Corotos
Augusto Bracho

El artista venezolano y frecuente colaborador de Natalia Lafourcade, Gustavo Guerrero, editó en mayo sin mucha fanfarria su álbum debut bajo el pseudónimo de Augusto Bracho. Desde su título, Mercado de los Corotos es un desborde idiosincrásico de su país natal. Las 12 canciones ciertamente recuerdan un mercado de segunda mano: son pintorescas y representan un pedacito del pasado readaptado para embellecer el presente y brillar para el futuro. Junto a Nacho Mastretta y un arsenal de músicos, Guerrero dio vida a composiciones que se nutren saludablemente de la paleta de ritmos y colores del folclor venezolano. Se apodera respetuosamente de los tambores afrovenezolanos, el joropo, la gaita –música navideña oriunda del occidente del país– y les inyecta un sentido del humor insólito en la música actual. También resalta la destreza con la que hila palabras para crear rimas ingeniosas, incluso apegándose a reglas formales cuando así lo decide, para luego interpretarlas con su imborrable acento caraqueño. Las piezas más internacionales, como el son cubano “Manos postizas”, las “Coplas oaxaqueñas”, y ese vals de “Valse”, importado de España pero ya tan venezolano como la arepa, se incorporan al repertorio de manera impecable. Este es un disco para sacarle un gran suspiro de nostalgia colectiva a la creciente diáspora venezolana. —Algodón Egipcio

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Bienaventuranza
Chancha Vía Circuito

La RAE define a la bienaventuranza como “prosperidad o felicidad humana”. Una frase precisa para definir el sentir natural entre bosques y selvas, beats electrónicos y ritmos de Latinoamérica que caracteriza la música de Pedro Canale, el chamán detrás de Chancha Vía Circuito. Con su tercer álbum Amansara (2014) el argentino logró una importante notoriedad internacional llevando su ritual por todo el globo, y a principios de junio entregó su sucesor: Buenaventuranza donde el beat ya no es el centro de todas las composiciones. Temas como “Los Pastores”, “Sierra Nevada” y “Gira Gira” se centran meramente en el folk interpretado con guitarras cubanas, charangos, percusiones tradicionales y flautas andinas, intercalados con sonidos animales. Por supuesto, están los temas para la pista como “Illaló” con el ecuatoriano Mateo Kingman en las voces que tiene una base de cumbia electrónica incesante o el dancehall “La Victoria”, con colaboración de Lido Pimienta y Manu Ranks. Lo nuevo de Chancha es un disco diverso en el que demuestra ese talento para hacer que el beat se convierta en el personaje de un mito antiguo y americano, y a veces es un nahual para la introspección, y a veces para la alegría. —Eduardo Santos

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Dónde
Cheo & Ulises Hadjis

Dónde es la colaboración de dos músicos cuyo trabajo se pensaría que no tiene nada que ver. José Luis Pardo alias Cheo es el ex guitarrista y fundador de la archiconocida banda venezolana Los Amigos Invisibles y actual músico de Los Crema Paraíso o Locobeach. Ulises Hadjis es un cantautor oriundo de Maracaibo multinominado al Grammy Latino. Alejado del estilo funky, disco y bailable de Cheo, y con un tono más meloso que el estilizado pop rock de Hadjis, Dónde es atípico en la carrera de sus autores y sorprende por lo bien que conjuga el talento de ambos en este puñado de canciones de guitarra y voz sencillas y dulces. Grabado entre Nueva York (donde vive Cheo) y Ciudad de México (donde vive Ulises), Dónde es un disco íntimo que nos descubre el lado sentimental y hasta ahora desconocido de Cheo, quien demuestra que además de ser un virtuoso guitarrista también canta muy bien (mención especial a la hermosa "Los Continentes" que cierra), y en el que Ulises vuelve a dejar claro que es uno de los cantautores emergentes más interesantes de América Latina. Ocho canciones y 22 minutos le bastan a los venezolanos para firmar uno de los discos más conmovedores en lo que va del año, un pequeño bocado que deja con hambre de más. —Ricardo Armas

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Conociendo Rusia
Conociendo Rusia

Hace algunos años, cuando la ola del indie argentino empezaba a romper, un amigo le preguntó a otro mientras caminábamos a un show en Buenos Aires “¿Qué se viene ahora?”. “El Pop”, fue la respuesta. Y acá estamos: primer Mundial de Mateo Sujatovich y la camiseta de la Canción en Español no le pesa nada: hace parecer fácil lo difícil que es escribir un buen tema, las ideas le crecen entre las canciones, honra la escuela que lo crió, y cuando se va deja coros multitudinarios. En algunos años, si se releva el semillero de cantautores argentinos made in 2010’s, estos 26 minutos de música van directo a la final con Maradona poniendo los ojos en blanco. Juan José Relmucao

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Punk de Ocasión
Cruz de Infona

Cruz de Infona es un artista de rap nacido en el Estado de México que vive en Nueva York desde hace algunos años. Antes fue conocido como Master Vincent Vega, y durante el período más largo de su carrera como referente del rap hecho en México, como Dabeat Ramírez. Comenzó su militancia en el subterráneo del centro del país siendo miembro del Jedi Revolver, uno de los colectivos que sentaron, a fines de la década pasada, las bases para la actual escena del rap en México. La propuesta de Cruz de Infona en Punk de Ocasión es la de un artista prolífico y complejo; un disco lleno de capas, con un acercamiento experimental y libre al rap, pocas veces con tanta personalidad y tan logrado en el rap en español. Punk de Ocasión es complejo y delirante, estampas poderosas y atemporales de una realidad bicultural en el frente de una guerra racial sucia y dolorosa; ventanas desde las que podemos asomarnos a ver a la raza de bronce en el siglo XXI. Punk de Ocasión genera un programa artístico cosmopolita y callejero, donde el telón de fondo es la ‘Murikkka de Trump, y el sonido una capa metálica de beats actualizados; donde pinta un dedo medio firme y sin condescendencias a todo el que se ponga enfrente, incluido él mismo. Música de un rebelde, en el sentido profundo del término. —Feli Dávalos

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Chiquito
Cuco

Nadie está más sorprendido del vertiginoso ascenso de Cuco que el mismo Omar Banos. Dentro de su apretado cronograma de conciertos, que lo ha llevado a Coachella y próximamente a Lollapalooza, el adolescente californiano encontró espacio en mayo para sacar el EP de seis canciones Chiquito, en el que profundiza en la fórmula que lo ha llevado a conectar tan intensamente con su público, principalmente de jóvenes que comparten su origen chicano. En 22 minutos, Cuco divide su atención en dos vertientes de producción e interpretación: hip-hop y pop psicodélico. Ambos estilos se cruzan y alimentan, creando un híbrido de beats actuales y sintetizadores añejados, como lo ejemplifica “Lucy”, una de sus dos colaboraciones con J-Kwe$t, en la que ambos fantasean con los años 60 sobre un beat de trap. Cuco centra sus composiciones en el amor, que puede manifestarse de muchas formas –desde drogarte con tu interés amoroso o sufrir de desamor, hasta el menos celebrado e igual de importante bromance. Chiquito no representa un cambio brusco en la dirección artística de Cuco; hasta el momento, sabes qué esperar de sus lanzamientos. Pero justamente por tener una personalidad tan clara, se ha convertido en una fuente confiable de canciones a las que recurrir para vivir internamente cuentos que, aunque se materialicen o no en la vida real, siempre te dejan con una sonrisa. —Algodón Egipcio

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Lo veo todo (Lo siento)
Easy Easy

Con nueva propuesta musical, estrenando vocalista y con una idea incierta de lo que tantos cambios conllevarían para su fanbase, los guatemaltecos Easy Easy se internaron en el estudio durante meses para moldear su nueva etapa artística. El resultado es Lo veo todo (Lo siento), 10 tracks que exploran una especie de amor “distorsionado o dismórfico”, como nos lo explicó su cantante y liricista Sofia Insua. Ese motivo indie guitarrero que les conocimos en Todo lo que te digo está mal -con Jesse Báez en la voz- ya está muy lejos y para este disco, el grupo se la jugó toda por un sonido pop con atmósferas R&B, letras entre el inglés y el español y una instrumentación rica en detalles, que demuestra un trabajo impecable en estudio. Por momentos nostálgico en tracks como “Hey”, “No tengo nada” o “Melting” y en otros con la energía a tope como es el caso de “Counterflow” y “Look at Me”, Easy Easy integró al proyecto a viejos y nuevos oídos a lo largo del continente y trajo a la luz a un disco con un feeling poderosamente íntimo. Una tormenta de emociones que sube, baja y vuelve a subir en minutos. Y más allá de eso, es refrescante encontrar a un grupo inscrito a una pequeña escena independiente como la guatemalteca publicando un trabajo con un sonido tan bien trabajado y que fácilmente puede pegar en cualquier parte del mundo. —Eduardo Santos

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Prenda
Francisco Victoria

Francisco Victoria trabajó cerca de tres años las canciones de Prenda, su disco debut, con Álex Anwandter. Ambos —los bordes son borrosos— intentaron darle forma a través de letras y música a lo que significó para Francisco crecer en un pueblo del sur de Chile donde todos parecían apuntarlo con el dedo. El resultado fue un disco de pop melancólico —camp— colmado de frases directas que hablan de romances imposibles y sintetizadores que celebran a Prince y Bronski Beat. —Ignacio Molina

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G Love Mixtape
Gianluca

El trapero Gianluca Abarza salió al mundo en 2017 con la SSR Mixtape, nombre que viene de Super Saiyan Rose (sí, como en Dragon Ball), y la rompió con el hit "Siempre Triste", un himno a la juventud que disfruta la fiesta y también la pena. Ese debut le brindó al santiaguino una amplia exposición en medios especializados y en prensa tradicional y con el paso del tiempo, y gracias a sus presentaciones, logró juntar una fiel fanaticada que exigía nuevo material. Sacó el Vortex EP y anunció este disco; lanzó los singles "Luces Rojas" y "Bart" (hace referencia al episodio de Los Simpsons donde le vende su alma a Milhouse), y finalmente lo estrenó el 6 de mayo. G Love tiene 14 canciones y es su trabajo más complejo. Lo trabajó por dos años y en él se refleja su personalidad y la experiencia que ha ganado como artista. El largo no es trap puro; de hecho, recurre a tantos géneros como a conceptos pop con los que cualquiera puede relacionarse. Las melodías son una amalgama, al igual que los sentimientos que en él expone el joven chileno: amor, nostalgia y choreza (ser matón, según la RAE). Al son de unos dembow reggaetoneros habla de cómo es la experiencia de tener un "Amor platónico" y, con unas bases que te conectan a la naturaleza, habla de cómo “las penas se pasan con ‘Clonazepam’”. —Francisco Guerra

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Island Universe Story Four
Helado Negro

En 2012, el productor ecuatoriano basado en Brooklyn, Helado Negro, comenzó una serie de lanzamientos llamados Island Universe Story, LPs que se interconectan el uno con el otro para darle un nuevo sentido y significado a la música diseñada por Roberto Carlos Lange. Island Universe Story Four, el cuarto de esta serie infinita, es un pasaje de 11 tracks que nos cuenta su evolución y experimentación sonora actual, con una fina influencia de acid, género que se caracteriza por contar con una espesa niebla de sonidos crudos.“Come Be Me” -sencillo estrenado en julio del año pasado-, es la primera canción que abre paso a un abanico de melodías cálidas y letras que expresan el amor entre familias y amigos con tonos bajos y brillantes durante poco más de 4 minutos. El recorrido continúa, los sintetizadores y las distorsiones se hacen presentes en “ECHO 2” con algunos bosquejos de la voz de Lange; esto es la brecha que encamina al álbum hacia un ritmo que fluye entre melodías suaves que provienen de herramientas análogas y digitales. Pero no es hasta “QWERTY” que el álbum se explaya con beats más estruendosos, marcados y profundos; sin duda, aquí nace mi parte favorita del álbum, en la que Helado Negro por fin da muestra del torbellino sónico en el que ha estado envuelto en los últimos 8 años. —Itza Chacón

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I Don't Run
Hinds

Si alguna vez te has preguntado de qué hablan las chicas cuando van juntas al baño, este segundo disco del cuarteto madrileño tiene todas las respuestas a tu interrogante. Las canciones de Hinds siempre hablan sobre las relaciones en un tono que difícilmente podría ser masculino. A veces son agarrones casuales que no deberían llegar a ningún lado, o amores trascendentales con cuarentones negados. Este es un compilado de conversaciones de pijamada sobre una base de garage-pop playero. Ligerito, sin culpa y con un par de miraditas coquetas pero bien perras desde el otro lado del bar. —Raquel Miserachi

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Vibras
J Balvin

El quinto álbum de J Balvin, sin ser una respuesta política a lo que pasa en el mundo, agita en sus entrañas las banderas de luchas que fácilmente se leen entre líneas. La sola figura de un latino que canta en español y que en vez de pop hace reggaetón y con eso ha logrado conquistar el #1 del Hot 100 de Billboard (con “I Like It” de Cardi B) y ser el artista más escuchado en Spotify, representa una victoria simbólica, pero igual de importante frente a los latinos migrantes por el mundo que han tenido que adaptarse a otros idiomas y culturas, y no se ven representados en la pasión, la perseverancia y la sangre caliente y llena de sabor que nos corre por las venas. Vibras nos hermana con el mundo en “Mi gente”; juega a romper con la etiqueta básica del reggaetón como ritmo con “Ambiente”, “No es justo”, “Brillo”, “En mi” o “Tu verdad”; experimenta con el sonido antillano, los arreglos minimalistas electrónicos y la deconstrucción del dembow, en una producción impecable de Sky Rompiendo, Tainy y Mosty. Las 14 canciones y 9 colaboraciones hacen de Vibras un disco donde ningún tema pasa desapercibido. Y la línea lírica nos conecta con un Balvin que ha logrado aprender a juguetear con su voz y plasmar en letras referencias al amor que van desde el antojo y el coqueteo necio en temas como “Ahora” y “Peligrosa”, hasta lo más cursi como “En mi” y finalmente la fragmentación del querer y la nostalgia en “Dónde estarás?”. Un disco que logra unirnos en tiempos donde todo parece separarnos. —Sebastián Narváez Núñez

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Espejo
Javiera Mena

Javiera Mena adelantó el sonido que definirá la electrónica durante los próximos años: el house. La chilena sorprendió en Espejo con un disco bailable donde no dejó espacio para las canciones lentas, como las que coparon Esquemas Juveniles, sino solo para las discotequeras, como las que asomaron en Mena. Y todas trabajadas con economía de recursos de producción: menos sintetizadores, para ponerse al servicio del renovado estilo vocal que Michael Brauer —el ingeniero detrás de Espejo— potenció en la nueva Javiera. Un disco donde ella miró largamente un espejo hasta que el espejo también miró dentro de ella. —Ignacio Molina

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Isolation
Kali Uchis

Tras un par de años, nuestra filósofa de barrio preferida finalmente nos complació con su esperado álbum debut. El 6 de abril de 2018, Kali Uchis le presentó al mundo Isolation, 15 temas en los que la colombiana hace un íntimo recorrido por sus amores, sus despechos, sus luchas internas y su vida en general, tan trajinada como exultante. Fiel a sus raíces, Kali nos lleva de la mano a través de un cafetal repleto de cosechas de R&B y soul glamuroso, beats tropicales y finas melodías que trascienden la escucha para engranarse en el corazón de toda persona que le dedique un pedacito de su vida a esta diva contemporánea. Durante 46 minutos, Kali logra que cerremos los ojos con total serenidad, convirtiendo el estoicismo en amor puro, en ese sentimiento tan escaso y que aguanta cualquier tormenta. Un verdadero tratado amoroso concebido junto a una lujosa nómina de colaboradores, la cual destella nombres como Tyler, The Creator, Bootsy Collins, Steve Lacy, Jorja Smith y los canadienses BadBadNotGood. Diversos medios resaltaron la elegancia de este primer trabajo en largo de la colombiana, de quien –sin temor alguno– nos arriesgamos a decir que tiene el camino libre para convertirse en la próxima reina absoluta del pop en el hemisferio occidental. —Cristian Cope

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Persōna
Laikamorí

El título del álbum remite al significado de máscara, una imagen que representa todo lo que Laikamorí es el plano estético, sea porque en los títulos de sus canciones juegan con diversas variaciones de dicha imagen o porque en vivo están cubiertos de negro los pies a la cabeza. El misterio que irradian nos lleva a recordar el universo gótico de lo que fue la disquera 4AD en la década de los 80s. Por el lado musical, Laikamorí juega también con esos referentes aunque mira en muchas más direcciones, mucha más electrónica y chillwave los hace claramente sintonizar con una generación más joven. En su segundo álbum, Persōna, usan todos los ingredientes que han ido descubriendo en ya cuatro años de trayectoria, es decir, secuencias electrónicas, guitarras, toneladas de efectos en la voz, pero esta vez el ensamblaje de todo eso ha encontrado un nuevo rumbo, mayor densidad y dramatismo, mayor ambición, y una cuidada elaboración de los pasajes instrumentales. La participación del icónico Mario Silvania en la producción ha sido fundamental. Esto ha significado, además, traer de vuelta al estudio de grabación a una de las mentes brillantes del dream pop y el shoegaze internacional. Nota aparte, sus últimos shows abriendo a Future Island o Drab Majesty, han demostrado que son uno los grupos peruanos con mejor directo que hay en la actualidad. —Luis Alvarado

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Fuego Artificial
Las Ligas Menores

Cuando Las Ligas Menores hicieron su debut hace cuatro años, casi no sabían tocar y grabaron las canciones como salieron de entrada; pero hubo algo en el sonido fresco y directo de esos 13 temas que cautivó a la escena de Buenos Aires, y rápidamente se enamoró de la banda formada en el barrio de Caballito en 2011. Desde entonces la agrupación no hizo más que crecer: fueron apadrinados por El Mató a un Policía Motorizado, su publico creció considerablemente, sus canciones se transformaron de tanto tocarlas en vivo, lograron llevar su música a Coachella y se convirtieron en una de las bandas emergentes más celebradas de Argentina. En mayo de este año editaron su esperado segundo trabajo: Fuego Artificial, un disco cocinado a fuego lento, grabado en pocas sesiones regadas a lo largo de un año mientras Las Ligas Menores seguían de gira. Producido por Tom Quintans de Bestia Bebé y Lucas Rossetto, sonidista de Él Mató…, Fuego Artificial muestra no solo que los integrantes de Las Ligas Menores ya aprendieron a tocar los instrumentos, sino que lograron desarrollar una identidad sonora a fuerza de tantas presentaciones en vivo a lo largo de estos años. 36 minutos de canciones más elaboradas con letras honestas, melodías simples y dulces, enérgicas guitarras y un sonido más maduro y potente que se mueve entre la oscuridad y la luz, y que promete llevar a Las Ligas Menores directo a las grandes ligas. —Ricardo Armas

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Roza Cruz
La Mecánica Popular

El nuevo álbum de la Mecánica Popular, el proyecto liderado por Efraín Rozas, marca un rumbo diferente, un tratamiento en la guitarra hacia sonidos psicodélicos de cumbia, sonidos orientales y arabescos, que recuerda las exploraciones psicodélicas guitarreras de los Sun City Girls. El teclado ha evolucionado hacia un sonido que, como indica la publicidad del grupo, trae a la mente la época eléctrica de Miles Davis o un Eddie Palmieri experimental. Estos dos elementos le ha dado una nueva identidad al grupo, sin dejar de moverse en el espectro de una banda de salsa pero con una visión muy emparentada con lo que hacen Meridian Brothers o Los Pirañas; es decir, una sonoridad que reconocemos como latina tropical pero permeable a otras posibilidades de experimentación, sin límites precisos. En particular son los momentos de largas improvisaciones donde los solos del teclado y la guitarra configuran un lenguaje osado, que se sale de todo cauce para crear un ambiente hipnótico, como un viaje (y baile) hacia lo desconocido. —Luis Alvarado

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Música para el amor y la guerra
Los Nastys

Si existe algo medianamente rescatable de un mundo que se hunde a pedazos, que se mata y que se odia constantemente y cada día más, es que despierta en la sensibilidad artística unas ansias de hacer catarsis de la realidad a través de su música. El segundo LP de estos españoles inmorales, punkys y ebrios de melancolía y sinceridad, es un reflejo de esto. Cinco canciones de amor y cinco de guerra conforman un trastorno bipolar que a su vez sirve de soundtrack para caminar por la vida, viendo reflejado nuestro caos en los medios, en las calles, en nosotros mismos. Un disco que desde su título advierte una descarga esquizofrénica de ironía, una melancolía hermosa y rota, un reflejo tan frágil como contundente de lo que es vivir a veces en esta realidad tan gris, tan dura que dan ganas de salir a deambular y estrellarse la cabeza contra los postes de la calle, porque a eso suena Música para el amor y la guerra de estos maravillosos madrileños, a una especie de amor por la destrucción. —Sebastián Narváez Núñez

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Anticlines
Lucrecia Dalt

Entre un mar de música desechable, Lucrecia Dalt nos exige lo que no todos están dispuestos a brindar: nuestra total atención. Esto es aún más cierto en Anticlines, su sexto álbum y debut en el gran sello neoyorquino RVNG Intl., que representa el final de una evolución gradual hacia un estilo tan difícil de clasificar que termina siento absolutamente suyo.

Anticlines es, por más paradójico que suene, un álbum sumamente táctil. Apoyada en conceptos provenientes de su anterior carrera como ingeniera geotécnica, Dalt supo cómo construir piezas que nos hacen tocar y ser tocados vívidamente por formas, bordes, texturas, materiales y temperaturas, producto de su hábil manera de generar sonidos y ubicarlos en una compleja red de minimalismo donde el espacio negativo juega un papel importante. Pero la experiencia llega a su cúspide con el uso de su voz, la cual es en sí misma un instrumento multidimensional para la evocación. Sus letras son un espacio poético inclinado hacia la ficción que invita a la reflexión; la cadencia de su voz, con sus aceleraciones y frenadas, con sus pausas y cambios en la respiración, es capaz de mermar las sensaciones como una directora de orquesta; y los efectos que la recubren aportan una capa más a la paleta textural de la instrumentación. Así, cada vez que narra o canta, Dalt es capaz de llevarnos desde la contemplación de vastos fenómenos geológicos a la vulnerabilidad incómoda y excitante de la intimidad y la sensualidad. —Algodón Egipcio

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Pasar de las luces
Mint Field

Mint Field es música que viene de adentro, desde lo más profundo de del alma. Supongo esto porque es donde me pega cuando lo escucho. Grupos de rock ambiental han ido y venido pero la particularidad de estas chicas Tijuanenses es que se siente absolutamente natural y orgánico, una extensión de sus personalidades. Pasar de las Luces se siente como una renovación del género ambiental para la música latinoamericana, un viaje por las sensibilidades artísticas Amor y Estrella quienes solo buscan llevarnos de la mano en un mar de sonido. —Joey Muñoz

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Los Ángeles
Mitú

Ataraxia: Estado de ánimo que se caracteriza por la tranquilidad y la total ausencia de deseos o temores. Quizás esta sea la palabra que mejor logre describir la cuarta placa del dúo bogotano conformado por Julián Salazar y Franklin Tejedor ‘Lamparita’, quienes solo ocho meses después de publicar su disco Cosmus, uno de nuestros favoritos de 2017, lanzaron de la nada esta bomba de serenidad, esta descarga espiritual de levedad, este desapego que surge de una ruptura con la realidad. Pocas veces antes habíamos sentido a Mitú tan separado de esas ansias de frenesí, fiesta y explosión sonora imparable y brutal. Aquí, en estas nueve canciones, está condensada la cadencia de una pasividad orgánica, a veces conectada a la raíz latinoamericana como en “Treinta y dos”, y a veces sumergida en un ambient movidito como en “Los Ángeles”. En todo caso se traza una línea que se siente despegando a levitar por un atardecer de nubes rosadas en “Hawaii”, adentrándose en una noche carente de sombras pero energética y jolgoriosa en “Pukapuka”, para luego morir momentáneamente en “Cíclope” y despertar del sueño contemplando el amanecer desplegarse en el horizonte amarillo en “Oki”. Así como un tránsito entre el atardecer y el amanecer se siente Los Ángeles. —Sebastián Narváez Núñez

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La Sandunguera
Nathy Peluso

Pocas veces se había visto en la historia del rap en español un juicio de valor tan universalmente unánime como en el caso de Nathy Peluso. El consenso es claro: Nathy desborda talento, tiene una personalidad aplastante, tablas encima del escenario y frente a la cámara, y una propuesta genuina y personal que la vuelven una de las nuevas potencias en la música urbana independiente en español. En abril la argentina radicada en Madrid estrenó La Sandunguera, seis temas que resbalan como la mantequilla en el sartén una mañana de sábado haciendo hot cakes con la personita que te gusta. Nathy primero estrenó el video para el tema homónimo al EP y rompió Internet un rato. Cuando sacó el EP, no fue lo que esperábamos: Nathy tomó lo mejor del R&B y lo mezcló con la identidad latina, pasándolo por la fusión andaluza y dando como resultado uno de los productos musicales del año: a partes iguales La Mala, Janis y Amy, pero en realidad solo Nathy. A la altura del hype, en La Sandunguera Nathy rapea y canta, susurra y grita, y todo es un hechizo musical como aquelarres santificados por la gloria de un Dios sexual y amoroso. —Feli Dávalos

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Como pez en el hielo
Nicolás y los Fumadores

Me atrevería a decir que desde los Aterciopelados o las 1280 Almas, ninguna banda ha sabido encapsular el sentir de un sector de la juventud bogotana tan bien como Nicolás y los Fumadores. Con dosis iguales de humor y tristeza, hacen referencia a nuestro amado TransMilenio en “Bruce y Margaret”, se compran un Vive 100 en Melgar con Kim Gordon de Sonic Youth en “Brisa”, pierden 20 lucas ($) yendo a una fiesta terrible en “Bailando triste” y se sacan el corazón explicando esas ganas constantes de mandar todo a la mierda en “Me Quiero Ir”. Este faro de luz dentro de la muchas veces dispersa pero efervescente escena independiente bogotana se toma fotos afuera del D1 y en biarticulados inexplicablemente vacíos. También llena toques cada 20 días en bares dedicados a la independiente en la ciudad, vive con los papás y de a pocos está creando un culto alrededor de su nombre que para muchos, se traduce a una experiencia similar a la de mirarse a un espejo. Ahora, hablando estrictamente de la música, Como pez en el hielo puede ser una interpretación a la bogotana del que sin duda es su gran referente: el canadiense Mac DeMarco. En total son ocho canciones plagadas de ese sonido lo-fi con colores psicodélicos que encapsulan bien aquella dicotomía entre la angustia y la esperanza que llega en la etapa de post-adolencia-pre-adultez. Ahora mismo la banda vive un momento de hype bien merecido y además necesario, teniendo en su repertorio el que estoy seguro, dentro de años será recordado y apreciado como uno de los trabajos más emblemáticos de esta generación capitalina, llámenla “Millenial” o lo que sea… —Eduardo Santos

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Flow de Cuyo
Perras on the beach

Como dijo el legendario Tweety González, la renovación tan esperada del rock argentino ya empezó y viene de las provincias. Sobre todo de Mendoza, la casa de Luca Bocci, Usted Señalemelo y de Perras on the beach, el grupo del siempre versátil Simon Poxyran que tras irrumpir en el 2016 con Chupalapija, regresó este junio con Flow de Cuyo, su segundo trabajo. “Todo está perdido, lo sé”, es la primera frase que escupe Simon en medio de la atmósfera lisérgica entre punk, surf y grunge en el track que abre el disco y le da su nombre. Este trabajo es un tipo de descubrimiento del mundo de Poxyran: de un amor tan gastado que parece un faso acabado, de andar “re loco en una fiesta”, de la miseria de no tener ni para subirse a un micro y la mierda que muchas veces es el presente. Pero lo cierto es que al final todos somos Poxyran y los lugares e historias que menciona suceden por toda Latinoamérica. Sonoramente el disco es un laboratorio de géneros y ambientes que se le rebelan al indie como lo conocemos. Por eso es fácil irse sorprendiendo mientras uno lo va escuchando y de repente un tema como “Sangucci”, que comienza con un motivo bien lo-fi a lo Mac DeMarco, se convierte en rap agitador con una serie de rimas que se paran en la raya contra los caretas de siempre. Luego eso puede terminar en un jazz y de repente revivir a un Kurt Cobain rasgando la guitarra con la rabia más catártica posible que a los minutos se transforma en una balada de piano y voz como “Futuro”. En Flow de Cuyo cada track es un revoltijo de sonidos que de lejos podrá sonar como una apuesta muy arriesgada pero que en la práctica, se complementan de una manera bien original. La escena mendocina está trazando un nuevo camino y lo que está haciendo Perras on the beach, da para entender el alcance tan potente al que está llegando este movimiento. —Eduardo Santos

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Oportunidad de oro
Quiero Club

La fiesta dentro del nuevo disco de Quiero Club es en Marte. Hay un encuentro con aliens en "Millones" y "La gloria" es un hoyo negro para caer después del after; "Esperar" es una cápsula sonora en donde tus problemas flotan y "Teorías" un viaje en años luz que te liberará de cárceles mentales. Son 14 años de hacer buen indie para la fiesta, mismos en los que Fara, Priscila y Boscop no han parado de reinventar su sonido. El ingrediente especial de este material es trap ligado a sintetizadores agresivos y un juego de voces en eco que marcan el sello del trío regiomontano. Pero Oportunidad de oro no solo es un alucine para escapar de lo cotidiano, es el conjunto de causas que han llevado a Quiero Club a convertirse en un referente de la escena independiente de México. Es un disco que solo podría haber hecho una banda bien consolidada. —Gio Franzoni

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Charlie Sheen protagoniza nuevo video de Lil Pump, "Drug Addicts"

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Con total seguridad, ni en un millón de años hubieras podido escribir el guión para el video más reciente de Lil Pump, el rapero colombo-americano de 17 años y estrella indiscutible de SoundCloud. "Drug Addicts" muestra a Pump rodando por un pabellón psiquiátrico con Charlie Sheen, el famoso y polémico actor norteamericano, y un grupo de enfermeras con poca ropa repartiendo pastillas a los pacientes.

Sheen se la pasa todo el tiempo anonadado, como si lo hubieran atrapado en la calle para interpretar el papel, mirando siempre a su compañero de reparto, mucho más joven, e intentando seguirle el flow a sus rimas. La premisa es realmente divertida por 45 segundos, más o menos, y no estoy seguro si los niños de secundaria que alaban a Pump sepan en realidad quién es Charlie Sheen.

Pero bueno, así son las vueltas que da la vida…

Este artículo fue publicado por Noisey US.


Nuestra playlist de Spotify con los lanzamientos del 2018

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Acabamos de cruzar la frontera de los seis primeros meses del 2018, lo que quiere decir que estamos pasando exactamente por el meridiano del año, y la marcha agotadora del tiempo se siente como golpe de Thanos, en esta época de tremenda carga en todos sentidos, con eventos que marcarán nuestra memoria y el futuro inmediato y a mediano plazo de nuestras regiones por muchos años a futuro; seis meses que parecen como si el tiempo fuera un chicle haciendo bombas en la boca de una gigante.

Como estamos justo a la mitad y acabamos de sacar nuestra lista con los discos favoritos de lo que va del año, decidimos que es el momento justo e indicado para también estrenar un ejercicio que estaremos llevando a cabo de manera semanal y que inauguramos con el increíble rapero de Cancún Lng/SHT, quien el último viernes de junio llevó a cabo una tocada memorable en el Plaza Condesa, con un concierto sold out desde semanas antes y el estreno del tema "La insporotable levedad del ser (una persona horrible)".

Básicamente hicimos una playlist, que al momento de escribir esto, tiene más de ciento cincuenta canciones, todas estrenadas en estos seis primeros meses del año y las cuales consideramos que todo el mundo debe estar disfrutando. Canciones que abarcan todos los géneros y la mayor cantidad de países de la región y que están contando nuestra historia en tiempo real; que están contando esta historia de migrantes y crisis económicas, de luchas locales y peligros globales.

Vamos a ponerle nuevas canciones cada semana a esta playlist, para terminar al final del año con un festín troglodita musical para las eras, y que podrá servirnos de referencia en el futuro más allá de este año. La idea es que cada semana, un artista nuevo nos sirva de portada con el tema que acabe de estrenar. Y bueno, Lng/SHT es el encargado de dar el banderazo oficial como el artista de esta semana, por la canción estrenada el viernes pasado, así que gracias por la bendición rei.

Escucha abajo esta playlist que titulamos atinadamete: Lo mejor de 2018 (hasta ahora) y espera las siguientes entregas.

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Ya puedes escuchar 'BEASTMODE 2' de Future

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Future acaba de sacar BEASTMODE 2, la continuación de su aclamada mixtape de 2015 Beast Mode. El proyecto de nueve canciones apareció en plataformas digitales el jueves por la noche y Zaytoven y el fallecido Seth Firkins, quien hiciera el diseño de audio de Future, están acreditados como productores ejecutivos. Young Scooter regresa con un verso, pero lo demás es solo Future.

En una entrevista con The Fader publicada anoche, Zaytoven habló del proceso para BEASTMODE 2. Future ha dicho que haría una secuela del Beast Mode desde 2015, y Zaytoven simplemente confirmó que ha estado en progreso desde entonces: "Cuando las personas me preguntaban qué pasaba con el proyecto, siempre les decía que la música ya estaba, que teníamos música suficiente, que era momento de dejarla". Dice que llegaron a tener 100 canciones para escoger. Escúchalo arriba.

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Meek Mill estrena su nuevo EP 'Legends of the Summer'

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Desde que salió de la cárcel en abril, Meek Mill sonó la campana en un partido de postemporada de los 76ers, se subió al escenario del Summer Jam en una motonieve y estrenó una nueva canción en los premios BET con Miguel que se llama "Stay Woke". Ahora quiere entrar al juego de ver quién domina el verano. Lanzó el EP Legends of the Summer ayer por la noche. Incluye tres nuevos temas: "Millidelphia" con Swizz Beatz, "Dangerous" con Jeremih y PnB Rock, y una solo que se llama "1 am".

"Millidelphia" se filtró a SoundCloud a principios de esta semana, por lo que algunos ya la habrán escuchado. Escucha Legends of the Summer abajo.

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Elvis Costello se recupera de cirugía por cáncer

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Elvis Costello canceló el resto de su gira europea por consejo de su médico. En una nota para sus seguidores que escribió esta mañana, Costello reveló que fue diagnosticado con cáncer, y aunque ha realizado shows desde que se sometió a cirugía, ahora le dijeron que es mejor que descanse.

"Hace seis semanas, mi doctor me llamó y me dijo: 'Deberías empezar a jugar a la Lotería'. Muy rara vez o nunca había visto una neoplasia maligna tan pequeña pero agresiva que pudiera ser derrotada con una sola cirugía", escribió Costello en su sitio web. Los médicos recomiendan un mes para recuperarte después de una cirugía así, pero el cantante dice que no sabe cuánto tiempo podría tomarse en su extraña línea de trabajo. "Era imposible juzgar cómo este aviso se alinearía con las demandas de un músico viajero, tocando shows de 90 minutos a dos horas todas las noches".

Al final, la gira pasó factura. "Mi espíritu está más que dispuesto, pero debo aceptar que me va a tomar más tiempo del que hubiera querido para recuperar toda mi fuerza", escribió. También confirmó que él y su banda, The Imposters, lanzarán un nuevo álbum en octubre. "Volveremos a la mayor brevedad posible para tocar toda esa música y tus canciones favoritas que siguen teniendo sentido para nosotros".

Aunque Costello no indica qué tipo de cáncer le diagnosticaron, sí dirige una parte de su comunicado a los hombres: "Caballeros, hablen con sus amistades, descubrirán que no están solos, busquen el consejo de su médico, si tiene dudas o si es el momento oportuno, y actúen tan rápido como sea posible en estos asuntos. Puede salvarles la vida. Créanme, es mejor que jugar a la ruleta".

La gira estaba programada para tres fechas más en el Reino Unido antes de tocar en Croacia, Austria, Noruega y Suecia.

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Escucha 'Bellum' de Montebel, rap para sacarte la bestia

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Ha pasado solo una semana desde las elecciones, históricas para México no sólo por su tamaño, su costo, por su violencia, sino por la afrenta política que decidía: la continuidad del histórico y rapaz partido derivado de la Revolución, o la instauración de uno nuevo que envista la moral como su principal arma, y que promete acabar con la pudrición que mora en todos los estratos de la vida política del país.

Ganó el segundo, y con una abrumadora mayoría. No solo a nivel federal, sino estatal, municipal, y en el Congreso de la Unión, el reemplazo del viejo partido tricolor fue contundente. Se convirtieron en la tercera fuerza política del país. En la Ciudad de México la ganadora de las elecciones fue Claudia Sheinbaum; histórica decisión también.

En la CDMX nunca había gobernado una mujer, salvo el interinato de Rosario Robles entre septiembre del 99 y diciembre del 2000. Y precisamente me encontraba redactando una nota sobre el encuentro de Sheinbaum con José Ramón Amieva, actual en el cargo, cuando en mis bocinas comenzó a sonar Bellum, el nuevo disco de Montebel.

La de Montebel es una voz constante en el rap que se hace en la Ciudad de México, lo ha sido durante tres años; en una escena dominada por varones, la presencia de Montebel no sólo es una de las honrosas excepciones, refresca y renueva el espíritu y el style.

Con solo 20 años, Montebel se ha convertido en una “puntero” de la escena, con apariciones en las TCE Mic Check de Cyhper Effect, una batalla en Línea 16; y shows al lado de Danger, Serko Fu, Big Metra, o Mike Díaz, el sensei de Aguascalientes.

A Mike Díaz una vez le escuché decir: “La escena del Distrito es la más perra, la más dura; un rapero que la arma en la escena del D.F. es un rapero que ya la armó en el resto del país”. Aunque la sentencia puede ser discutida, ilustra de forma importante lo que significa la capital para el resto de los raperos que orbitan fuera de ella.

Pues de sus entrañas ha surgido y suena fuerte Montebel. Rapera de Apothheosis Music, ahora representando también el sello de Proyecto Marte, una casa de producción de la que han surgido otras piezas clave del hip hop capitalino. Una de las más recientes y frescas es “Cartucho”, de Bull Montana.

En Proyecto Marte también hay nombres como el de Dracks Meckanicks y Metrick Vader, raperos de Quintana Roo; Lessar y Lancer Lirical. Todos son producidos por Luzock. Luzock es un bato de pocas palabras, pero muchos ritmos. Una vez me dijo: “Yo no soy lo que se dice un melómano, pero con cualquier PC puedo producir lo que sea; nunca nadie se ha salido de aquí [de Proyecto Marte] sin el sonido que quiere”.

Al lado de Luzock está Vi Lohe, el primero al mando de Proyecto Marte. Una vez estuve ahí con ellos, comimos pizza y tomamos cerveza; el estudio está hasta arriba de una casa roja de cinco pisos, y desde ahí han maquinado Bellum, este nuevo material de Montebel.

Producido por Luzock y por Albert SQ, de Veracruz, Bellum son ocho tracks, dos que ya conocíamos: “Terror”, que fue enlistada en Las mejores canciones del rap mexicano del 2017 de Noisey, y “Aftershock”, ambos tracks con sus respectivos videos. Cuenta con colaboraciones de Vi Lohe, el propio Bull Montana, y Bizor del Azufre Squad, de Saltillo, que cerró el 2017 con su sesión TCE Mic Check. DJ King Klang está en los scratchs.

El disco suena oscuro, y extiende los trazos y las temáticas que Montebel ya había dibujado en Génesis, su primer material. Es un disco, como todo lo que se hace en Proyecto Marte, esencialmente nocturno, que conjura sombras, espectros, y las batallas internas de su protagonista.

Sónicamente Bellum destaca por la cuidada producción de Luzock y Albert SQ, que se adapta perfectamente a la voz y personalidad de Montebel, y constituye un todo cerrado. Bellum puede escucharse de principio a fin sin sobresaltos, sin tracks de relleno, sin paja.

Ante la acostumbrada producción de hoy día, bajos hondísimos, incesantes tiempos de hi hat y autotune, Luzock, Montebel y compañía presentan una que se alimenta del viejo arte del shadowboxin’. Bombo y caja, atmósferas, sampleos de cuerdas, de marchas fúnebres, y poco más. El resultado es un álbum breve, sólido, que nos invita a mover la cabeza y disfrutar de la ciudad en la noche.

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